Transcurridos dos años del inicio de una pandemia que lo ha cambiado todo política, social y económicamente, y sin haber conseguido erradicarla, el mundo se enfrenta otra vez a un año nuevo condicionado por un virus que seguirá afectando a procesos electorales, cumbres y todo tipo de eventos.
Pese a todo, el mundo no se detiene y, en el 2022, estos serán algunos de los hechos noticiosos que marcarán la agenda global, siempre con permiso del Sars-Cov-2.
Procesos electorales cada vez más polarizados
En lo político, sin duda dos procesos electorales tendrán especial protagonismo.
Las denominadas elecciones de medio mandato en Estados Unidos, que renuevan parte del Legislativo, servirán como test para medir la popularidad de un presidente, el demócrata Joe Biden, que cuenta actualmente con el control de ambas Cámaras, pero cuya imagen ha comenzado a desgastarse. Están previstas para noviembre.
De esos resultados dependerá que Biden opte a la reelección en el 2024, dado que muchos de sus correligionarios estiman que su baja popularidad y su avanzada edad no hacen de él un buen candidato.
En caso de que concurra de nuevo podría además enfrentarse a un más que conocido oponente, el republicano y polémico multimillonario Donald Trump, que aún deshoja la margarita sobre su futuro político.
El 2022 también será año electoral en Brasil, con el ultraderechista Jair Bolsonaro compitiendo en octubre por su reelección con el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que aún no ha confirmado su candidatura para volver a la Presidencia tras su estancia en prisión. Con un país totalmente dividido entre ambos candidatos y especialmente sacudido por la pandemia, la cita electoral puede marcar un antes y un después para los brasileños.
Chile tendrá nuevo presidente en marzo del 2022 y será el izquierdista Gabriel Boric, que se impuso abrumadoramente en los comicios del 19 de diciembre a su rival, el ultraderechista José Antonio Kast.
Boric llega al poder con un mandato seriamente condicionado, ya que deberá liderar un proceso político entre dos sistemas constitucionales.
Colombia también se sumergirá el próximo año en un doble proceso electoral: en marzo de carácter legislativo (al que los partidos llegarán en medio de divisiones internas) y en mayo para elegir presidente entre más de una decena de aspirantes, un cargo que actualmente ocupa el derechista Iván Duque.
En el otro lado del mundo, el foco se centra en Filipinas, envuelta en un complejo proceso electoral con unos no menos pintorescos candidatos: Sara Duterte-Carpio (hija del actual presidente, el polémico Rodrigo Duterte, a quien algunas organizaciones acusan de haber cometido multitud de abusos políticos); y Ferndinand “Bongbong” Marcos, primogénito del dictador Ferdinand Marcos. Un tercer contendiente a la Presidencia es la leyenda del boxeo Manny Pacquiao, antiguo aliado y actual rival político de Duterte. El resultado se conocerá en mayo.
Estos procesos y algunos otros muestran el auge que en diversos lugares del mundo van tomando la ultraderecha y el populismo, en sus diferentes vertientes: Estados Unidos con Trump, Brasil y Bolsonaro, Hungría con Viktor Orban, Polonia con Andrzej Duda, Filipinas con sus clanes familiares y ahora Chile, entre otros, con movimientos que ganan terreno también en España, Francia o Italia, entre otros.
Mientras, la izquierda, en algún caso criticada por su falta de apego a los valores democráticos, suma a sus tradicionales feudos de Nicaragua, Venezuela y Cuba, Bolivia, otros como Honduras o Perú.
La pandemia y la recuperación económica
No cabe duda que estos procesos políticos y otros muchos estarán muy condicionados por la evolución de la economía mundial tras el parón provocado por la pandemia hace casi dos años.
Las instituciones responsables de la política fiscal, como la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y las de Rusia, China, India o Japón, deberán decidir si continúan apuntalando la economía con medidas de estímulo en momentos en los que la esperada recuperación se tambalea, espoleada por la aparición de nuevos brotes del virus, así como la crisis energética y de suministros desatada a nivel mundial.
La escasez de mano de obra o el alza inesperada de la inflación, en niveles históricos en muchos países occidentales, también incidirán en esa esperada recuperación.
Y la inestabilidad económica podría seguir provocando movimientos y protestas sociales como los que se han visto en estos meses por todo el mundo, protagonizados por los más afectados por el cierre global.
Nuevas cumbres y nuevas dudas sobre su formato
Si la pandemia afectó en algo a las relaciones multilaterales fue sin duda, al alterar la forma de comunicación entre los líderes del mundo que, como en muchos otros sectores, ha pasado de ser presencial a virtual.
En el 2022 seguirán celebrándose cumbres, como la de la OTAN prevista en España para junio próximo (con la crisis con Rusia como telón de fondo), la Iberoamericana, en República Dominicana antes de que acabe el año, la de las Américas, en algún lugar de EEUU y aún sin fecha, que pretende tener como eje la inmigración, la de los Oceános en julio en Lisboa, la del G-20 en Bali (Indonesia) en octubre o, en lo cultural, también en octubre, pero sin fecha definida, el IX Congreso de la Lengua Española en Arequipa (Perú).
El G7, con los países más poderosos del mundo, estará liderado por Alemania, aunque ya sin la carismática canciller Angela Merkel, mientras la Unión Europea (UE) seguirá celebrando al menos dos cumbres de jefes de gobierno con una agenda que promete ser amplia: lucha contra el coronavirus, parón económico, inmigración ilegal, flecos del Brexit, choques legales con algunos países del Este, etcétera.
El mundo también estará pendiente el próximo año de la salud de grandes personalidades que han pasado por algún achaque en el 2021, como el papa Francisco o la reina Isabel II, que celebrará su Jubileo de Platino, su 70 aniversario como reina británica.
Y de los movimientos geoestratégicos de las grandes potencias: China y Estados Unidos, con esa perpetua lucha por la hegemonía mundial, junto a Rusia y sus satélites, con conflictos de fondo como la crisis UE-Bielorrusia, las tensiones entre Moscú y Ucrania, el conflicto en Tigray (Etiopía), la situación de Taiwán y las pretensiones territoriales sobre la isla por parte de Pekín, que también anhela tomar posiciones en el Pacífico.
Las grandes migraciones en todo el mundo, agravadas por la pandemia; el respeto a los derechos humanos -especialmente del colectivo LGTBI o la igualdad de géneros-; la lucha contra el cambio climático y la pobreza o la regulación de las modernas redes sociales son asuntos que también, con casi toda seguridad, continuarán ocupando la atención en ese imprevisible 2022.