¿Pueden las acciones individuales de las personas marcar una diferencia en cuánto dióxido de carbono es emitido a escala internacional? Organizaciones internacionales, como la ONU, han pedido a los individuos limitar su huella de carbono y vivir más sosteniblemente, junto con los gobiernos y las corporaciones.
Algunos argumentan que sería más eficaz concentrarse en cambiar las políticas de gobiernos y corporaciones para limitar las emisiones de los sectores de energía y agricultura que pedirles a las personas que reduzcan su huella de carbono, pero los expertos dicen que, aunque eso es cierto, cada reducción ayuda.
“Todos deberíamos ser los ciudadanos más responsables que podamos en todo el sentido de la palabra y contribuir a una existencia sostenible en este planeta”, dijo Michael Mann, científico climatológico en la Universidad de Pensilvania. Agregó que eso significa, en parte, minimizar nuestras huellas de carbono como individuos.
Y eso puede tomar diferentes formas.
La campaña de la ONU Act Now para acciones individuales sobre el clima propone que las personas pueden minimizar sus huellas de carbono directamente cambiando su uso de energía y transporte y su consumo de alimentos. Otros métodos menos directos para reducir las emisiones incluyen desinvertir en compañías de combustibles fósiles en los planes de pensiones, protestar en respaldo a la acción para el clima y cabildear ante funcionarios gubernamentales para aprobar políticas ambientales sostenibles.
Kim Cobb, climatóloga en la Universidad Brown, dijo que existen consecuencias cuando las personas tienen huellas de carbono demasiado grandes. Y aún hay gente que participa en el movimiento ambiental que no pondera su huella personal de carbono.
“Pienso que vivimos en un movimiento antigravedad en el que la gente puede decir que no le preocupa su huella personal de carbono. La acción colectiva es más importante”, dijo. En el futuro, no obstante, “va a haber un costo moral y social para esos individuos”.
Aun así, hay algunos impactos climáticos por los que las personas no son responsables y no pueden cambiar por su cuenta. Más de 70% de todas las emisiones de gas producidas entre 1988 y el 2015 provinieron de 100 compañías de combustibles fósiles, de acuerdo con un reporte en el 2017 de CDP, una organización sin fines de lucro basada en Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos que ayuda a las empresas y ciudades a divulgar su impacto ambiental.
Y pese a las advertencias de la ONU sobre la necesidad de reducir drásticamente las emisiones de gases de invernadero, muchos países están planeando extraer el doble de combustibles fósiles que lo que sería coherente con el objetivo de mantener el aumento global de la temperatura por debajo de 1,5 Celsius (2,7 Fahrenheit), incluso cuando prometen recortes más ambiciosos.
Así que, aunque los individuos pueden hacer ciertas cosas para minimizar su huelas de carbono personales, dice Mann, “no debemos permitir que los contaminadores varíen la conversación para que la responsabilidad recaiga sobre los individuos, lo que les resta presiones a ellos”.
“Nosotros no podemos aprobar leyes que incentiven la energía renovable ni que bloqueen nueva infraestructura de combustible fósil. No podemos imponerle regulaciones a la industria. No podemos negociar directamente con socios internacionales. Necesitamos que quienes crean las políticas lo hagan”, dijo Mann. “Esas cosas solamente pueden ser implementadas a nivel sistemático y por eso debemos mantener la presión sobre los creadores de políticas y aquellos en posición de hacer los cambios que nosotros no podemos hacer”.