“Lo que pasa en City refleja la tendencia en la economía”, dijo Valery Vaisberg, director de investigación de IK Region.
“Lo que pasa en City refleja la tendencia en la economía”, dijo Valery Vaisberg, director de investigación de IK Region.

Rusia la construyó, pero no vino nadie. Tras dos décadas, Moscow City se está llenando por fin de inquilinos, solo que no necesariamente del tipo que tenía en mente Rusia cuando concibió el distrito de vidrio y acero como centro financiero internacional.

Con la economía asediada por sanciones y algunas de sus empresas más grandes convertidas en parias de los mercados de capitales de Occidente, Rusia está llenando los rascacielos con ministerios y las empresas estatales más grandes. Ahora, el banco central también debate el posible traslado de algunos empleados, según dos personas al tanto del tema.

“Lo que pasa en City refleja la tendencia en la economía”, dijo Valery Vaisberg, director de investigación de IK Region, una empresa de inversión en Moscú que administra 346,000 millones de rublos (US$ 5,900 millones) en activos. “Muchas de las torres terminaron con bancos estatales porque otros inquilinos no pueden pagar esos precios”.

El extenso proyecto en el oeste de Moscú, que ya aloja a dos de las principales entidades crediticias estatales, pronto recibirá a Transneft PJSC, el monopolio de oleoductos, y los ministerios de Economía, Comunicaciones e Industria pretenden instalarse allí el año que viene.

Sberbank PJSC, el banco más grande, está en una torre a menos de un kilómetro y medio del lugar. El pasado lunes, el ministro de Industria y Comercio, Denis Manturov, dijo que su ministerio desea mudarse lo antes posible, pero probablemente no lo haga antes de mayo del 2018.

Cambio
Esto revierte lo que pasaba en los comienzos de Moscow City, cuando nombres como International Business Machines Corp. y KPMG LLP llenaban el lugar, con un pico de participación de empresas extranjeras de 80% en el 2006. Más de diez años después, las empresas rusas representan 71% del espacio total, según Colliers International. El Gobierno y las empresas estatales constituyen un tercio.

La adquisición comenzó hace casi diez años, tras la crisis global de crédito, cuando la quiebra de los promotores inmobiliarios hizo que sus acreedores entre los bancos estatales se quedaran con propiedades en el distrito.

En el 2015, cuando Rusia se hundió en una recesión y colapsó la demanda de oficinas nuevas, las entidades de préstamo optaron por usar el espacio para sus propias necesidades, según Alexander Bazhenov, analista del mercado de oficinas de Jones Lang LaSalle en Moscú. En el 2015, la proporción de vacantes en Moscow City llegó al 40%, añadió.

La transformación refleja un cambio en la economía rusa que se aceleró estos últimos años, pero comenzó hace años durante la presidencia de Vladimir Putin. En vez de ofrecer la respuesta de Rusia al Canary Wharf de Londres, la nueva ciudad de rascacielos se está transformando en un monumento al capitalismo estatal verticalista.

En los diez años transcurridos desde el 2005, la participación del Estado en la economía se duplicó y alcanzó el 70% del producto interno bruto, según el servicio antimonopolio de Rusia.

“La presencia cada vez mayor del Estado en la economía se refleja en City”, dijo Natalia Orlova, economista jefa de Alfa-Bank en Moscú. El efecto “no es solo directo, sino que también se implementa mediante empresas en segmentos donde hace 10 años no había planes para darle un papel mayor al Estado”.

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