China
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Este no es el momento para que se enfrasquen en una discusión relacionada con cadenas de suministro.

La semana pasada, Japón puso restricciones a las exportaciones de materiales utilizados para fabricar semiconductores y pantallas de a su vecino del norte asiático, aduciendo agravios entre ambos países que datan desde hace siete décadas.

La medida amenaza con alterar el flujo de componentes que sacia el hambre mundial de hardware tecnológico y también puede significar un triunfo para Pekín.

La Estados Unidos-China y la simultánea guerra fría tecnológica han hecho que las empresas empiecen a encontrar nuevas formas de obtener materiales de producción. Ya sabemos que las manufactureras, no solo las estadounidenses, buscan reducir su presencia en China.

Si usted es el máximo ejecutivo de una compañía química japonesa puede que lo primero que piense sea: esto es bueno. Enfrenta cada vez más competencia de parte de firmas chinas en negocios con ese fabricante surcoreano de semiconductores que figura entre sus clientes importantes. El hecho de que empresas surcoreanas busquen disminuir su presencia en China es un paso en la dirección correcta.

No obstante, ahora que Japón restringe ciertas exportaciones puede que los fabricantes surcoreanos busquen obtener más materiales chinos, o de Taiwán, Europa u otro lugar. Incluso esas firmas que se expanden más allá de China continental podrían intentar calmar a Pekín aceptando comprar más materiales chinos.

La guerra comercial EE.UU.-China ha dado a las empresas una excusa para reconsiderar su exposición a lo largo de la cadena de suministro y diversificarse. De hecho, algunas compañías pueden sentir que sus fuentes de materiales están demasiado concentradas.

Samsung Electronics, por ejemplo, destina el 92% de su gasto en adquisiciones a solo el 34% de sus proveedores. La empresa tiene 10 unidades de producción en China, 6 en Corea del Sur y ninguna en Japón.

Con la guerra fría tecnológica en marcha, comienzan a aparecer nuevas fuentes de ingresos en el radar chino. Estas empresas de semiconductores, monitores y electrónica están llenas de efectivo y ambiciones, lo que hace probable que brinden crecimiento que el norte asiático no puede ofrecer.

El lado bueno de este enfrentamiento entre Japón y Corea del Sur es que el declive actual de la demanda mundial probablemente minimizará cualquier efecto, pero de todas formas el tercer trimestre es un momento inoportuno para entorpecer el suministro: es justo cuando las empresas se preparan para la demanda de hardware de fin de año.

La vieja guardia de proveedores y compradores de tecnología probablemente no se beneficiará de alguna interrupción del statu quo. Mientras los líderes de ambos países del norte asiático consideran los pasos a seguir, deben recordar que cualquier cosa que genere una brecha entre Tokio y Seúl solo ayudará a Pekín.

Puede que hayan agravios justificados de una guerra de hace 74 años, pero tienen en frente una batalla que posiblemente sea más importante.

Por Tim Culpan

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

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