Chile fue en agosto el país de la OCDE cuyos indicadores compuestos avanzados dieron la señal más fuerte de ralentización económica, en línea con lo que ya venía ocurriendo en los meses precedentes.
Su indicador, que señala por anticipado inflexiones en el ciclo económico, sufrió un bajón de 57 centésimas hasta 96.69 puntos, netamente por debajo del nivel 100 que marca la media de largo plazo, indicó este lunes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) al publicar esos datos.
En el conjunto de la organización el descenso en agosto fue de 17 centésimas a 98.90 puntos.
Los responsables de estas estadísticas explican que las variaciones deben considerarse como una indicación de la fuerza de la inflexión en el ciclo económico en el horizonte de unos seis meses más que como una medida del crecimiento económico que se puede esperar.
Es decir, que el fuerte descalabro constatado en Chile no significa necesariamente que ese país vaya a tener una progresión económica de las más bajas de los países miembros, pero sí que el cambio de tendencia a la baja es muy claro.
En su último informe de Perspectivas Económicas publicado el 8 de junio la OCDE calculaba que el producto bruto interno de Chile (PBI) subiría solo un 1.4% este año y para el 2023 proyectaba un ascenso de únicamente un 0.1%.
Desde entonces, las perspectivas internacionales se han deteriorado de forma notoria.