Chad ha declarado una emergencia alimentaria y ha solicitado a los diferentes actores nacionales y socios internacionales ayuda humanitaria para las poblaciones identificadas en “fase de crisis” y “fase de urgencia”, según se recoge en un decreto del gobierno chadiano.
“Tras el constante deterioro de la situación alimentaria y nutricional constatado este año y ante el riesgo creciente de que la población se encuentre en peligro si no se proporciona asistencia humanitaria este decreto declara la emergencia alimentaria y recurre a la asistencia humanitaria de emergencia definida en el Plan Nacional de Respuesta”, se indica en el documento recogido por la prensa local.
Firmado por el presidente del país, Mahamat Idriss Déby, en el decreto también se seña que se creará una unidad de seguimiento y evaluación para supervisar el reparto de la asistencia humanitaria.
La Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), herramienta que señala el estado de la seguridad alimentaria, estima que en el 2022 alrededor de 1.67 millones de niños menores de cinco años sufrirán desnutrición aguda en Chad, incluidos alrededor de 335,000 casos graves.
Además, se espera que en junio y septiembre del 2022 haya “un marcado deterioro de la situación nutricional”, con dos provincias y 17 departamentos en fase de crisis agua de alimentos y medios de subsistencia y tres provincias y 12 departamentos en situación de emergencia humanitaria.
El pasado 20 de mayo, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) advirtió de que hasta 18 millones de personas en la región del Sahel (en la que se encuentra Chad), se enfrentarán a una severa inseguridad alimentaria en los próximos tres meses, siendo la cifra más alta desde el 2014.
El pasado febrero. el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PAM), David Beasley, declaró que “el número de personas al borde de la inanición en el Sahel se ha multiplicado casi por diez en los últimos tres años y los desplazamientos de población se han incrementado en casi un 400% mientras la región enfrenta su peor crisis alimentaria en más de una década”.
En este sentido, el PAM advirtió de que esta región está experimentando actualmente uno de sus períodos más secos desde el 2011.
La crisis actual se encuentra agravada en relación a años anteriores debido al aumento de la pobreza tras la pandemia del COVID-19 y el aumento del coste de los alimentos básicos debido al conflicto entre Rusia y Ucrania.