El creciente número de enfermos de demencia senil de Japón se asienta sobre una montaña de activos congelados, creando dilemas personales a seres queridos que no saben cómo manejar ese dinero y un lastre para las perspectivas económicas del país en tanto esa enorme masa de riqueza permanece ociosa.
El monto de capital cautivo que poseen los enfermos de Alzheimer y otras formas de demencia senil en Japón alcanzó los 143 billones de yenes (US$ 1.3 billones) en el año que terminó en marzo del 2018, según una investigación de Dai-Ichi Life Research Institute Inc. Eso equivale a más de un cuarto de la economía total.
Es un problema en varios niveles. Los familiares a menudo se sienten abrumados por la responsabilidad de proteger los ahorros y a la vez garantizar que se los use de manera eficaz para sostener el crecimiento económico; para las casas de bolsa esos ahorros estáticos representan un negocio perdido en un mercado que ya se está contrayendo.
“Esto va a tener un impacto enorme en la economía”, dijo Kohei Komamura, profesor de economía de la Universidad Keio de Tokio que estudia los distintos abordajes de las finanzas en una sociedad que envejece. “Tenemos que crear nuevas normas sociales, productos financieros y sistemas de asesoramiento financiero que tengan en cuenta la capacidad cognitiva de los ancianos”.
El problema de los activos ociosos podría ser un dolor de cabeza aún más grande en los países en que las personas vuelcan una parte mayor de sus ahorros a las acciones: los japoneses suelen destinar alrededor del 15% de sus activos a las acciones y los fideicomisos de inversión, de acuerdo con los datos del Banco de Japón, menos de un tercio de la cifra correspondiente a los estadounidenses.
Nuevos productos
Las casas de bolsa y los bancos de Japón están empezando a tomar conciencia de la existencia de esta pila de activos a la deriva. Mitsubishi UFJ Trust & Banking Corp., Nomura Trust and Banking Co. y otros están tratando de crear una variedad de productos que permitan a las personas con demencia colocar su dinero en fideicomisos o legar sus activos en una etapa más temprana.
Algunas instituciones financieras también siguen una recomendación del gobierno de que se permita a los enfermos dividir sus cuentas en gastos básicos y ahorros. Se espera que así las personas que actúen en nombre de los que sufren de Alzheimer se sientan más a gusto al utilizar dinero que ya ha sido destinado a cubrir los gastos básicos del enfermo, dejando el resto disponible para la inversión.
Sin embargo, un plan del gobierno para impulsar a la gente a designar a familiares, amigos o abogados como tutores financieros para los más de cinco millones de japoneses que sufren de demencia aún tiene una tasa de aceptación de menos del 5%.
Reconociendo que el plan deja a los familiares con el problema de poner en orden los ahorros y las inversiones, el Ministerio de Trabajo y Bienestar Social está tratando de hacer que el programa sea menos abrumador proporcionando más apoyo de expertos legales y asesores.