El presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Sergio Díaz-Granados, tiene claro que “la migración a medio plazo es una buena noticia para todos los países” y pide que estos faciliten la “incorporación” al mercado laboral de los migrantes de manera rápida para evitar que sean víctimas de trata.
Con motivo del 20 aniversario de la entrada de España en el banco, Díaz-Granados analizó los grandes retos de la región y defiende que toda persona “tiene derecho a soñar con una vida mejor” y cambiar de país para conseguirlo.
CAF, con sede en Caracas y constituido en 1968, está conformado por 20 países -18 de América Latina y el Caribe, junto a España y Portugal- y 13 bancos privados de la región.
“Todos los economistas han evaluado el impacto positivo de la migración a mediano plazo para los países, tenemos que hacer un esfuerzo para lograr estabilizar y dar oportunidades a la gente” que migra, así como para evitar que los migrantes caigan en las redes de trata de personas, dice.
“Hay gente dedicada a la trata de personas, lo vemos en la frontera entre México y Estados Unidos, o la de Colombia y Panamá o la de Colombia y Venezuela, es importante el diálogo entre los gobiernos y que las fronteras funcionen bien para quitar a estas personas de las manos de los traficantes”, incide.
Explica que desde el banco que dirige evalúan “constantemente” el estado de las fronteras y “ofrecen la ayuda técnica y el financiamiento necesario” a los países para detener “la forma más absurda de esclavitud contemporánea e inadmisible desde el punto de vista ético”.
Acogida rápida
Díaz-Granados pone el ejemplo de su país para recibir al millón de venezolanos que han migrado en el último año y aboga para que otros países también les “abran” la “incorporación a la sociedad”.
“Es la única manera de garantizar que no exploten laboralmente a niños y a adultos, es un tema que hemos visto hace muchas décadas en todo el mundo, hay que preocuparse por un buen entendimiento de dónde está el migrante y no hacer que él mismo se sumerja en la economía”, prosigue.
Cree que el migrante “ve que hay sanciones y persecuciones, se va a sumergir y ahí es donde es presa del traficante”, por ello “hay que recibirlos y darles los permisos temporales de trabajo”.
Además, recuerda la necesidad de trabajar con el sector privado “para evitar prácticas de explotación y abuso, especialmente en niños”, para lo que considera clave “tener una buena trazabilidad” de los productos y “que no haya trabajo infantil”.
También lamenta que “a veces una aparentemente buena acción como restringir la migración” conlleve “un deterioro de las condiciones” que “obliga a que mucha gente termine explotada” y defiende los beneficios de una migración regulada.
Sin mujeres
Para Díaz-Granados, “no habrá recuperación plena en América Latina y el Caribe sin las mujeres y los jóvenes, los dos segmentos en las sociedad más afectados por el desempleo y por la exclusión laboral”.
Explica que, durante la pandemia, el cierre de las escuelas encerró a las madres e hizo que perdieran empleo en niveles mucho mayores que los hombres.
“La gran mayoría de los jóvenes y los muchachos en América Latina son hijos de madres solteras, encerrar a los muchachos en las casas implicó que las madres se quedaran ahí y perdieran el trabajo”, cuenta.
Una situación que significó que “el desempleo en las mujeres fuera el doble” en comparación con los hombres: “Cerrar los colegios fue un gran promotor de destrucción del empleo de la mujer”.
Por ello, quiere encontrar sectores donde las mujeres puedan emplearse formalmente, algo que pasa por “entender la economía del cuidado en la sociedad en general, que es para hombre y mujeres, pero especialmente para mujeres” así como fuentes de empleos “dinámicos”.
“La recuperación no se va a dar si las mujeres no están en condiciones de pleno empleo y no queremos quedar en una situación de pre pandemia, con un desequilibrio en el ingreso o empleo precario para la mujer”, enfatiza.