Por Chris Hughes
Durante los primeros días de la pandemia, la narrativa era que el trabajo remoto era monótono para los trabajadores más jóvenes atrapados en apartamentos pequeños y una bendición para sus jefes que contaban con espaciosas oficinas en sus hogares. Que los jóvenes se estaban perdiendo el aprendizaje en persona, mientras que sus superiores estaban más concentrados en cómo gastar el dinero ahorrado en transporte.
De hecho, las actitudes hacia el trabajo remoto son mucho menos polarizadas.
La mayoría de los oficinistas tradicionales parece valorar la oportunidad de trabajar desde casa al menos un día a la semana. Hay cierta variación según la edad, pero no es lo suficientemente grande o consistente para ser significativa.
Un estudio reciente realizado por consultores de McKinsey & Co. encontró que los trabajadores de 18 a 34 años tenían un 59% más de probabilidades de dejar sus empleos que los de 55 a 64 años si su empleador no ofrecía un arreglo de trabajo híbrido.
Una investigación más amplia sobre arreglos y actitudes de trabajo (realizada en colaboración entre las universidades de Chicago, ITAM, MIT y Stanford) presenta hallazgos más matizados. Los trabajadores menores de 30 años tenían más probabilidades de comenzar a buscar un nuevo trabajo si su empleador les negaba el trabajo híbrido. Pero los mayores de 50 eran más propensos a renunciar de forma inmediata.
Mucho depende de cómo se haga la pregunta. Invite a los trabajadores a pensar en la opción de trabajo remoto por dos o tres días en términos de un aumento de sueldo, y los entre 30 y 40 años le asignan el mayor valor. Pregunte qué aumento salarial sería necesario para trabajar en las oficinas de su empleador cinco días a la semana y son los mayores de 50 años los que quieren el mayor aumento.
El punto importante es que el apoyo a un arreglo híbrido es alto de forma generalizada. El atractivo de la reducción del tiempo de viaje al trabajo, a menudo el beneficio más mencionado del trabajo remoto, claramente va más allá de los trabajadores mayores. Los trabajadores más jóvenes pueden sentir el impacto de los costos de transporte en su ingreso disponible de manera más aguda; los segmentos más centrales de las redes de transporte público suelen ser las más concurridas. Mientras tanto, los mileniales han tenido un par de años para acostumbrarse al trabajo conjunto y a negociar espacios comunes con sus compañeros de casa.
¿Qué significa todo esto para los empresarios? La estrechez del mercado laboral y la necesidad de atraer talento emergente seguirán obligando a la mayoría de las grandes empresas a ofrecer la opción de al menos algo de trabajo remoto. El inconveniente es que el impacto a largo plazo de este cambio sigue siendo desconocido.
Parte de esa creencia del inicio de la pandemia sobre la pérdida del aprendizaje en el trabajo y la interacción interpersonal debería seguir siendo una preocupación. La menor ocupación de las oficinas significa menos transferencia de conocimiento entre generaciones y relaciones internas más débiles. Esto puede verse como fuentes de ventaja competitiva y como una capacidad de atraer talento. Cuando las cosas van mal en las empresas, la explicación a menudo se reduce a la cultura.
Incluso si la actividad se puede dividir claramente en tareas individuales que se realizan mejor de forma remota y tareas colaborativas que se realizan mejor en la oficina, inevitablemente algo se pierde en la separación: el aprendizaje por imitación y la capacidad de tocar la metafórica puerta abierta de un colega, por ejemplo. Estos beneficios no desaparecen con el trabajo híbrido, pero corren el riesgo de disminuir.
Así que espere que los empleadores ofrezcan la opción híbrida mientras fomentan el uso de la oficina. Una cosa que podría ayudar en este frente es proponer horarios de trabajo más flexibles para esquivar las horas pico de viaje y permitir cumplir con compromisos no laborales. La segunda razón más importante por la que el trabajo remoto es atractivo es la capacidad de gestionar las responsabilidades domésticas y sociales, según una encuesta realizada a trabajadores londinenses por el King’s College de Londres. Los costos de traslado pueden convertirse en una parte más explícita de las negociaciones salariales.
Las empresas también deben responder a lo que las personas consideran las desventajas del trabajo de oficina, a menudo, la prevalencia de las distracciones. Por ejemplo, se informó que Google, de Alphabet Inc., estaría planeando proporcionar en sus futuras oficinas más espacio a la gente. Esto refuerza la tendencia hacia inquilinos corporativos que buscan espacios de mayor calidad en ubicaciones privilegiadas. Las tasas de vacantes para las oficinas de primer nivel eran solo del 4% en el centro de Londres frente al 8% general a fines del 2021, según los consultores inmobiliarios Cushman & Wakefield. El desarrollador British Land Co. recientemente prealquiló un edificio en el distrito financiero de Londres cuatro años antes de su fecha de finalización programada.
Pero la actualización de las oficinas de las principales ciudades del mundo para la era posterior a la pandemia no sucederá de la noche a la mañana. A menos que las actitudes se modifiquen radicalmente o el equilibrio de poder entre empleadores y empleados cambie, el experimento híbrido tendrá mucho tiempo para mostrar resultados.