El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dijo este viernes que definirá “a inicios del año que viene” si lanza su candidatura a las presidenciales de octubre de 2022 contra Jair Bolsonaro, al que calificó de “totalmente incompetente”.
“He dicho que no soy un candidato porque sólo voy a decidir mi candidatura posiblemente a inicios del año que viene”, dijo Lula, de 75 años, en una concurrida rueda de prensa en Brasilia, a un año de la elección que se anticipa como la más polarizada de la historia.
“Todavía no lo decidí porque voy a hacerlo en el momento adecuado, y voy a conversar con todo el mundo”, añadió el exmandatario brasileño (2003-2010) y jefe del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), al finalizar una semana de reuniones con líderes políticos en la capital brasileña.
Lula, ampliamente favorito en los sondeos, puede ser candidato tras haber recuperado en marzo sus derechos políticos gracias a la anulación de las condenas por corrupción dictadas en su contra, una de las cuales lo llevó a la cárcel durante casi 18 meses, entre 2018 y 2019.
Una mayoría de analistas cree que Lula está demorando su definición por estrategia, y que acabará postulándose. Si lo hace, será su sexta candidatura para luchar por un tercer mandato, tras haber dirigido el país entre el 2003 y 2010.
El próximo será “un año electoral en el que vamos a poder luchar mucho, para que podamos arreglar este país”, prometió Lula, que calificó al ultraderechista Bolsonaro de “totalmente incompetente”.
“Este país tendrá que tener suficiente juicio para elegir el día de las elecciones a alguien que respete la democracia y a quien no diga tonterías todo el tiempo. Él (Bolsonaro) debería cerrar la boca y gobernar”, añadió.
“Todo ha sido destruido”
Desde que fue habilitado políticamente por la justicia, el exmandatario ha mantenido un perfil bajo, sin dejar de tejer alianzas con dirigentes de izquierda y de centro para preparar su duelo con el actual mandatario.
Esta semana, en Brasilia, también se reunió con parlamentarios aliados de Bolsonaro, quien registra el menor nivel de aprobación desde que llegó al poder en el 2019 debido a su caótica gestión de la pandemia -que deja casi 600,000 muertos-, el desempleo y una inflación que en setiembre volvió a los dos dígitos en 12 meses.
“Es muy grave tener un presidente que nunca hizo un gesto de solidaridad con ni una víctima del coronavirus y mucho menos con las familias de las 600,000 personas que ya murieron”, declaró Lula.
Según la última encuesta del Instituto Datafolha, del 17 de setiembre, Lula obtendría el 44% de los sufragios, contra el 26% de Bolsonaro, quien enfrenta varias investigaciones judiciales, entre ellas una por prevaricación por supuestamente no denunciar indicios de corrupción en la compra de vacunas anticovid.
Lustrabotas en su infancia, Lula dejó la presidencia con más de un 80% de aprobación, en gran parte porque durante su gestión, empujada por el viento a favor de la economía mundial, unos 30 millones de brasileños salieron de la pobreza.
“Es triste de ver que todo lo que hemos construido ha sido destruido”, lamentó.
“Uno de las cosas que debemos hacer primero es recuperar la credibilidad internacional. A los estadounidenses les volverá a gustar Brasil, a China le volverá a gustar Brasil, a Macron y a Francia les volverá a gustar Brasil”, afirmó.
Lula también confirmó que viajará a Europa en noviembre, a “Berlín, París, Madrid y Bruselas”, donde tiene “reuniones en el Parlamento Europeo”.