Los enfrentamientos se multiplicaron este viernes en el este de Ucrania, donde los separatistas ordenaron evacuar a los civiles hacia Rusia, incrementando los temores de que el presidente Vladimir Putin esté ultimando los preparativos para invadir el país.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, denunció la puesta en marcha de “un escenario” de “provocaciones” para justificar un ataque contra Ucrania.
Un portavoz del Departamento de Estado consideró “cínico y cruel utilizar a seres humanos como peones, con el fin de distraer la atención del hecho que Rusia está reforzando a sus tropas de cara a un ataque”.
Un responsable estadounidense estimó que Rusia contaba con 190,000 efectivo en las inmediaciones de Ucrania y en su territorio, incluyendo a las fuerzas separatistas. Hasta ahora, se hablaba de 150,000 en las fronteras del país.
Se trata de “la mayor concentración de tropas militares” desde el fin de la Guerra Fría, consideró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien apuntó que Rusia “podría pasar al ataque sin ninguna forma de advertencia”.
El presidente estadounidense, Joe Biden, mantendrá una videoconferencia con los mandatarios de varios países europeos y de la OTAN y tiene previsto hacer declaraciones más tarde.
Putin acusó a Ucrania de atizar el conflicto y admitió una “agravación de la situación” en Donbás, región donde el ejército ucraniano se enfrenta desde hace ocho años a las fuerzas separatistas.
“Todo lo que Kiev tiene que hacer es ir a la mesa de negociaciones con los representantes de [los separatistas] del Donbás y hablar”, declaró Putin al recibir a su homólogo y aliado bielorruso, Alexander Lukashenko.
Tomar las armas
Los beligerantes se acusan mutuamente de violar una tregua y de utilizar armas pesadas. Los países occidentales amenazaron a Rusia con sanciones económicas si decide atacar a Ucrania.
“Las sanciones se impondrán ocurra lo que ocurra. Haya o no una razón, ellos encontrarán una, pues su objetivo es frenar el desarrollo de Rusia”, consideró Putin.
Estados Unidos y Reino Unido acusaron a los servicios de inteligencia rusos del ciberataque perpetrado esta semana contra el sector bancario de Ucrania. Kiev ya había culpado a Rusia del mismo, pero Moscú lo negó.
El retumbar de las bombas se percibió en Stanytsia Luganska, una localidad ucraniana bajo control de las fuerzas gubernamentales, indicaron periodistas de la AFP. La víspera, esta ciudad ya fue blanco de bombardeos, que alcanzaron una guardería, en un ataque que por milagro no dejo ningún muerto.
Denis Pushilin, dirigente separatista de la región de Donetsk, anunció una evacuación de civiles a Rusia, “en primer lugar, las mujeres, los niños y los ancianos”.
Leonid Pasechnik, líder de Lugansk, hizo lo mismo y pidió a “todos los hombres capaces de portar un arma, que defiendan su patria”.
Putin ordenó que se pague 10,000 rublos (unos 114 euros, 129 dólares) a cada evacuado de esas zonas. Las cadenas de televisión rusas difundieron imágenes de evacuaciones de niños en un orfanato.
Según el gobierno estadounidense, Rusia busca un “pretexto” para atacar a Ucrania, y el aumento de la violencia en el Donbás podría ser uno pues Moscú se ve como un defensor de las poblaciones rusohablantes de la región, entre las que repartió pasaportes rusos en el pasado.
Francia y Alemania urgieron a Rusia a usar su influencia con los separatistas, a fin de “alentar la moderación y contribuir con una desescalada”.
14,000 muertos
Este viernes se reportaron decenas de violaciones del alto el fuego, pero ningún bando dio cuenta de fallecidos en la línea del frente, de varios centenares de kilómetros. Desde 2014, el conflicto se ha cobrado más de 14,000 vidas.
Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) informaron de un aumento significativo de los disparos, con 189 violaciones del alto el fuego en la región de Donetsk el jueves, en comparación con las 24 de la víspera. En Lugansk, se reportaron 402 violaciones el jueves y 129 el miércoles.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, acusó a la OSCE de parcialidad y de “atenuar los puntos que muestran la culpabilidad de las fuerzas armadas ucranianas”.
Los acuerdos firmados en 2015 en Minsk permitieron la instauración de un alto el fuego y una considerable disminución de los enfrentamientos, aunque de vez en cuando se seguían produciendo choques violentos.
Rusia, que ya se anexionó un territorio ucraniano, Crimea, en 2014, niega tener previsto invadir Ucrania.
Moscú reclama garantías sobre su seguridad, como que la OTAN ponga fin a su política de expansión, vedando una eventual adhesión de Ucrania; que se comprometa a no desplegar armas ofensivas cerca del territorio ruso y que retire sus infraestructuras en Europa del Este. Unas exigencias rechazadas por los países occidentales.