El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) cierra el año con casi US$ 20,000 millones de nuevo financiamiento para Latinoamérica y el Caribe y la mira puesta en capitalizarse y fomentar la inversión extranjera directa en la región.
Para el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, estas metas son esenciales para ayudar a superar la crisis causada por el COVID-19, que provocó una contracción de 7% del PBI regional en el 2020, más de tres puntos porcentuales por encima del promedio mundial.
“Puedo decir con seguridad que no vamos a tener una década perdida en términos macroeconómicos. El PBI se está recuperando”, declaró.
“¿Pero vamos a tener una década de oportunidades perdidas?”, se preguntó.
El gran desafío es cerrar las “enormes brechas socioeconómicas” que hacen de Latinoamérica y el Caribe la región más desigual del planeta, sostuvo.
“No es una coincidencia que sea la región más afectada por el COVID-19. Representa el 8% de la población global, pero acumula el 35% de las muertes en el mundo. ¿Por qué? Debido a las enormes disparidades” que tiene, aseveró.
Para poder apoyar un crecimiento “sostenible e incluyente”, el titular del BID aboga por un nuevo incremento del capital del banco, el décimo desde que se fundó en 1959.
Estados Unidos, que con 30% de las acciones es el principal accionista del BID, “tiene una oportunidad única de fortalecer esta institución”, aseguró Claver-Carone.
El primer presidente no latinoamericano del BID se congratuló por un proyecto de ley que avanza en el Congreso estadounidense con respaldo bipartidista, que autoriza hasta US$ 80,000 millones para capitalizar al prestamista regional.
Litio y call centers
La capitalización del BID, que Claver-Carone comparó meses atrás con “un Plan Marshall para la región”, en alusión al programa estadounidense para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial, permitiría además a Estados Unidos ganar terreno frente a China, devenido en los últimos años en el primer socio comercial de casi todos los países sudamericanos.
Para el presidente del BID, durante los últimos 20 a 30 años, Latinoamérica y el Caribe perdieron grandes oportunidades de desarrollo porque el mundo se volcó a China. Pero los problemas de abastecimiento que trajo la pandemia abren una oportunidad histórica para revertir esa situación.
“Dos tercios del litio del mundo está en Sudamérica. China compra litio para fabricar baterías que luego vende a Estados Unidos. ¿Por qué no exportar directamente el litio de Sudamérica a México, hacer las baterías en México y luego enviarlas a Estados Unidos?”, señaló.
Esto reduciría no sólo los precios, sino también las emisiones nocivas para el medio ambiente. Y crearía muchos puestos de trabajo en la región, argumentó.
El ‘nearshoring’, como se conoce el fenómeno de relocalizar más cerca de los clientes los procesos de producción que las empresas habían llevado lejos para abaratar costos, también incluye los servicios.
“Hay toda una población de habla inglesa en el Caribe. Microsoft y Google por sí solos pueden emplear a la mitad de Jamaica si trasladan algunas de sus instalaciones de India al Caribe”, explicó Claver-Carone.
El BID aprobó este año US$ 2,300 millones para fortalecer las cadenas de suministro regionales. Y trabajó con 16 países para identificar las ventajas del ‘nearshoring’, entre otros en el sector de semiconductores y en el textil.
“Hemos hecho cosas geniales en Costa Rica, República Dominicana, Colombia, Uruguay, Ecuador”, contó el titular del BID.
“Romper los estereotipos”
Atraer inversiones que generen empleos y desarrollo a Latinoamérica y el Caribe es uno de los mayores retos para el presidente del BID.
“La pregunta es: ¿están todos los países de la región implementando las políticas adecuadas para atraer esa inversión extranjera directa? No”, dijo. “Entonces nuestro trabajo es ayudarlos”.
El BID hizo cuatro foros de promoción de inversiones este año (en Belice, Brasil, Ecuador y Miami), que generaron una previsión de US$ 55,000 millones en acuerdos de negocios. Y programa una nueva ronda en el 2022 en Panamá, Paraguay y Jamaica.
Pero las preferencias ideológicas en algunos países pueden impulsar la salida de capitales.
Para mitigar eso, Claver-Carone apunta a trabajar con todos los gobiernos “para ayudar a disminuir la preocupación de los inversionistas”, como ya lo está haciendo en Perú con el presidente Pedro Castillo, y como espera hacerlo con el mandatario electo de Chile, Gabriel Boric, ambos de izquierda. “Mi objetivo es ayudar a romper los estereotipos”, afirmó.