El intento de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, por asegurar el compromiso con una política monetaria ultraflexible no fue suficiente el jueves, dado que los inversionistas mantuvieron vivas las apuestas de que las tasas de interés experimentarán alzas el próximo año.
Después de presentar una evaluación económica que ya no calificaba de “temporal” el aumento de la inflación y que reconocía que durará más de lo previsto originalmente, leyó un comentario preparado aparentemente destinado a contrarrestar las expectativas de un ajuste monetario antes de finales del 2022.
“Nuestro análisis ciertamente no respalda que las condiciones de nuestra orientación futura se cumplan en el momento en que los mercados esperan el alza, ni en ningún momento cercano”, dijo a los periodistas durante una conferencia de prensa virtual en Fráncfort, antes de agregar que “¿si los mercados se están adelantando a ellos mismos? No me corresponde a mí decirlo”.
Los inversionistas se aferraron a las apuestas de que el BCE habrá elevado las tasas de interés al menos una vez en setiembre próximo, una medida que equivaldría a un cambio drástico en la posición de los entornos de emergencia ultralaxos que los encargados de la política monetaria se han comprometido a mantener hasta marzo.
El encuentro de Lagarde con los periodistas se produjo a las pocas horas de que inversionistas duplicaran sus apuestas de alzas de tasas. Si bien eso puede reflejar un entorno global en el que los bancos centrales, desde el Reino Unido hasta Nueva Zelanda, están girando rápidamente hacia un ajuste, la presidenta del BCE dijo que tales comparaciones eran “odiosas”.
“La perspectiva es diferente, el nivel de inflación que tienen es diferente, algunos de ellos ya están en o por encima de la meta”, dijo.
Si bien la decisión del jueves estaba programada como un preludio al enfrentamiento de diciembre sobre el futuro de los estímulos de emergencia, Lagarde se encontró sorpresivamente en el centro de atención del mercado con una serie de apuestas de alzas que parecían cuestionar el compromiso del BCE con las tasas ultrabajas.
Los mercados monetarios recortaron las apuestas de alza de tasas solo ligeramente después de que ella habló, apostando a 17 puntos básicos de ajuste para fines del próximo año en comparación con los 21 puntos básicos que preveían durante la conferencia de prensa.
Los responsables políticos optaron por mantener el ritmo actual de compra de bonos de emergencia, en una decisión que es solo un preludio a la reunión de diciembre, cuando deben determinar el futuro de los estímulos después de su programa de 1.85 billones de euros, conocido como PEPP.
“En este momento, espero que PEPP termine a fines de marzo”, dijo Lagarde. “Se verá si usaremos todos los recursos o no”.