Arranca en la capital sueca la Semana Mundial del Agua, un encuentro que reúne a actores públicos y privados para debatir sobre cómo preservar este recurso, cuya escasez este verano ha afectado no solo a lugares áridos sino también a países como Alemania o Francia.
El evento, que se celebra desde 1991, ha reunido este lunes en Estocolmo a la comunidad internacional, trayendo a la capital sueca a ministros de diferentes países y a representantes de instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, oenegés como The Nature Conservancy o fundaciones privadas como FEMSA, entre otras organizaciones.
La reunión, que empezó en modalidad virtual el pasado martes y se prolongará -ya en formato presencial- hasta el jueves, se produce en medio de una sequía que ha afectado a multitud de países normalmente no tan vulnerables a la escasez hídrica.
En agosto, este fenómeno ha provocado que, por ejemplo, en Alemania el bajo caudal del río Rin haya obstaculizado el tráfico de mercancías, o que en Francia se haya reducido forzosamente la producción eléctrica dada la dificultad para refrigerar el combustible nuclear.
Este año, además, se ha superado una “barrera planetaria” más -de las nueve que estableció el Stockholm Resilience Centre-: la relativa a la disponibilidad de agua, según ha revelado un estudio reciente liderado por la investigadora Lan Wang-Erlandsson y publicado en la revista científica Nature.
La investigación concluye que el uso de agua dulce de los humanos ha superado el límite de seguridad, una condición que “nunca habíamos experimentado”, según ha explicado en la inauguración del encuentro la doctora Wang-Erlandsson, quien también ha señalado al agua como posible causante del aumento en las concentraciones de metano en la atmósfera.
“La alimentación es agua, la energía es agua... todo está conectado con el agua”, ha agregado Wang-Erlandsson.
“Vamos a experimentar el cambio climático en gran medida a través del ciclo del agua”, ha destacado la especialista Sandra Postel, fundadora del Global Water Policy Project, en la ceremonia, donde se han presentado los principales desafíos sobre los que se debatirá a lo largo de la semana.
“Avanzamos hacia un nuevo mundo del agua”, ha añadido, para subrayar el control de las inundaciones como “algo de lo que tendremos que ocuparnos cada vez más”, así como la reposición de las aguas subterráneas o el acceso universal a este recurso, entre los diversos temas que abordarán los expertos.
Postel ha resaltado la importancia de la lucha por preservar este recurso como una de las “tres crisis existenciales” que afronta la humanidad -junto con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad- y ha incidido en la necesidad de dar con soluciones que atajen esos tres retos “simultáneamente”.
“En el 2022 el problema del agua no es aplicable solo a una determinada población”, ha señalado por su parte la analista de Unión Africana Hafsa Malim, quien ha lamentado que ahora “no es necesario vivir en una zona árida o semiárida para tener problemas de escasez de agua”.
Para esta experta, un asunto clave en la conferencia será determinar cómo se pueden escalar las soluciones que se han probado eficientes en diferentes países, y comprobar si de verdad se pueden adaptar a otros contextos.