Argentina pospuso el martes la baja de un impuesto a la exportación agrícola -la principal fuente de divisas del país- y anunció recortes de gastos para fortalecer sus arcas en momentos de turbulencias financieras.
La decisión del Ministerio de Hacienda se produce luego de que el peso argentino, golpeado por la aversión al riesgo global y por un escándalo de corrupción de empresas locales, se devaluó el lunes un 2.4%, incrementando la presión sobre una ya galopante inflación doméstica.
Los mercados del país austral mostraban alivio el martes tras los anuncios.
En busca de ajustar el gasto para reducir el déficit fiscal, la gestión del presidente Mauricio Macri suspenderá por seis meses una baja en el impuesto a las exportaciones de aceite y harina de soja, productos del que Argentina es el mayor exportador a nivel mundial.
Además, el Gobierno también anunció el martes un recorte en reintegros a las exportaciones y la eliminación de un fondo distribuido entre las provincias del país, cuyo origen provenía de lo recaudado con el impuesto a la exportación de granos de soja.
El Ministerio de Hacienda aspira a lograr un ahorro fiscal de 12,500 millones de pesos (unos US$ 417 millones) para lo que resta del año y de 53,000 millones de pesos (unos US$ 1,768 millones) para el 2019 con las tres medidas.
"Estas tres decisiones se enmarcan en el proceso de convergencia al equilibrio fiscal para 2020", señaló el Ministerio de Hacienda a través de un comunicado.
Como parte del acuerdo cerrado hace meses con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr una línea de crédito que le permitiera sortear los turbulencias financieras, la Casa Rosada se comprometió a reducir el déficit a un 2.7% del PBI este año y a seguir bajándolo en los próximos años.
"El Gobierno está haciendo cosas, pero no creo que esté tomando todas las medidas requeridas por los mercados", dijo a Reuters el exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen, que en 2005 llevó adelante el primer canje de deuda vencida de Argentina.
"Ya es tarde. Debería haber hecho todo esto cuando tenía más poder político", añadió.
Sorpresa
En enero el Gobierno había comenzado un plan gradual de reducción de los impuestos a la exportación de granos de soja y, por otro lado, de aceite y harina derivados, que en diciembre del 2017 se ubicaban en 30% y 27%, respectivamente.
Con la suspensión del recorte a la tasa que grava los derivados de la oleaginosa, los impuestos a las exportaciones se ubicarán en diciembre del 2019 en 18% -el mismo nivel que los del poroto sin procesar-, en vez del 15% previsto inicialmente.
El anuncio fue recibido con sorpresa en el sector agroindustrial, que advirtió que podría impactar negativamente en las ventas, ya que el diferencial entre la tasa que pagan los granos y la que pagan los subproductos "es el modo en que los países estimulan la exportación".
"La medida paraliza las nuevas inversiones del sector agroindustrial y podría derivar en el cierre de plantas industriales, lo que perjudicaría especialmente a los productores y se perdería empleo", señaló CIARA en un comunicado.
De acuerdo con datos oficiales, las ventas de harina y aceite de soja de Argentina totalizaron US$ 12,700 millones el año pasado.