En el sur las fábricas se apresuran para cumplir con los pedidos navideños y en el norte los habitantes más precavidos compran velas. Y es que China sufre apagones que amenazan el crecimiento de la segunda economía mundial y afectan a la cadena global de abastecimiento.
Una confluencia de factores llevó a los cortes de energía en un país donde casi el 60% de la economía es impulsada por carbón.
Altos precios del carbón, control estatal sobre el precio de la electricidad y rígidas metas de emisiones conspiraron para poner en aprietos el abastecimiento eléctrico, obligando a numerosas regiones a adoptar medidas para contener el consumo energético durante los últimos meses.
En Guangdong, un centro manufacturero que produce masivamente desde aparatos electrónicos hasta la ropa que China exporta a todo el mundo, cadenas enteras de abastecimiento han sufrido apagones o restricciones durante semanas.
Algunas máquinas con alto nivel de consumo eléctrico han sido desconectadas y se han reducido los horarios de trabajo para aliviar la presión sobre las redes locales.
“Necesitamos que los suplidores cumplan sus plazos, les pedimos hacer turnos nocturnos o que usen sus propios generadores para asegurar la producción”, declaró Sherman Chan, subgerente de Express Luck, un fabricante de televisores.
Indicó que los costos han subido porque los proveedores han tenido que invertir más para completar los pedidos.
Empresas como el productor chino de alimentos Toly Bread o proveedores de Tesla advierten de atrasos en la producción al agravarse la crisis.
Entre tanto, en Dongguan, un centro industrial de Guangdong, los trabajadores han sido presionados a trabajar al límite de sus capacidades.
“Ayer trabajamos toda la noche y hoy de nuevo trabajaremos toda la noche”, dijo Cui, un empleado de una fábrica de zapatos que tuvo que detener parte de su producción diurna por los apagones.
“Por supuesto que estamos descontentos, pero vamos de acuerdo con los horarios en que cortan la energía”, agregó el hombre, que no reveló su nombre completo.
Navidad a la vista
Xu, trabajadora de una fábrica de piezas para tubos metálicos, señaló que los apagones imprevistos redujeron la producción casi 40% este mes. “No podemos realizar la producción con normalidad”, declaró.
En toda la ciudad de Weibo proliferan los reclamos por la falta de aire acondicionado en el caluroso sur, mientras la prensa china informó de aumentos en los pedidos de velas.
Por su parte, autoridades en Pekín y Shanghái intentan presentar los apagones como “mantenimiento rutinario”.
La Red Eléctrica Estatal sostuvo una reunión de emergencia el martes en la que los dirigentes se comprometieron a garantizar el abastecimiento de energía para uso residencial, y lo calificaron de “la tarea política más urgente”.
La falta de energía se da en momentos en que la demanda de electricidad en el país creció a niveles previos a la pandemia, con menos oferta por las restricciones a la importación de carbón de Australia debido a un diferendo político.
“Los principales responsables son la escasez energética global y los controles chinos a los precios de la electricidad”, comentó en una nota Julian Evans-Pritchard, analista de Capital Economics.
Al mismo tiempo, las estrictas regulaciones chinas sobre los precios de la electricidad recargaron sobre las plantas generadoras el aumento del precio del carbón.
La crisis llevó a las agencias calificadoras Goldman Sachs y Nomura a bajar esta semana sus previsiones de crecimiento chino.
Por su parte, dueños de fábricas dicen que las próximas semanas serán críticas para atender los pedidos de exportaciones navideñas, ya afectadas por los crecientes costos del transporte marítimo.