Dos nuevos artículos de revisión científica de equipos internacionales de investigadores pintan un panorama sombrío del estado de la selva amazónica: se está deteriorando el ecosistema fundamental a un ritmo sin precedentes, advierten, lo que puede marcar el comienzo de “un régimen climático global cualitativamente diferente” con graves efectos sobre la biodiversidad y el bienestar humano.
Los artículos, ambos publicados el jueves en la revista Science, resumen la investigación sobre la deforestación y la degradación del paisaje en la Amazonía para transmitir un mensaje claro.
La región, que es clave para el sistema climático del mundo, “está ad portas de una transición rápida de un paisaje mayormente boscoso a uno no boscoso”, escribe un grupo de autores, “y los cambios se están dando demasiado rápido para que las especies, los pueblos y los ecosistemas amazónicos puedan responder de manera adaptativa”.
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Entre los principales culpables figuran actividades del ser humano, como la explotación forestal y la tala para pasto de ganado, además del cambio climático.
“Sabemos que los dos principales impulsores de la deforestación son el cambio climático global y la deforestación regional”, dijo James Albert, biólogo de la Universidad de Luisiana en Lafayette y autor principal de uno de los artículos. “Si se permite que el desarrollo avance sin regulación, habrá un desastre ecológico”.
Albert y su equipo analizaron datos de un informe del Panel Científico por la Amazonía, que documenta los cambios en el ecosistema y la biodiversidad de la Amazonía.
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Específicamente, compararon la rapidez con la que los humanos están cambiando la Amazonía con la velocidad a la que otros procesos naturales la están afectando. Descubrieron que los factores humanos están causando la degradación y la destrucción del hábitat a un ritmo de cientos a miles de veces más rápido que los fenómenos naturales.
El 17% de la selva tropical ya se ha visto afectada por perturbaciones como la tala, los incendios y la expansión de carreteras, y el 14% ha sido reemplazada por pastos o terrenos de cultivo.
El segundo artículo de revisión se centra en otros factores causados por el hombre que degradan la Amazonía, incluida la extracción de madera, los incendios y las sequías extremas. Al analizar los datos existentes, los investigadores encontraron que estos impactos están degradando aproximadamente 2,5 millones de kilómetros cuadrados, lo que representa más de un tercio de los bosques restantes de la región.
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Según el autor principal, David Lapola, científico investigador de la Universidad de Campinas en Brasil, el análisis completa el enfoque sobre la deforestación que caracteriza a muchas otras investigaciones sobre la Amazonía. “Aunque venimos observando la Amazonía durante mucho tiempo con nuestro lente científico, hay muchos procesos causados directamente por el hombre que hemos ignorado”, dijo Lapola.
Los investigadores piden medidas proactivas para conservar la Amazonía y reducir ampliamente las emisiones globales, como políticas de protección forestal más estrictas y detener la financiación internacional de la conversión de tierras impulsada por el mercado.
El recién elegido presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha prometido proteger la Amazonía después de que el daño a la selva tropical se acelerara bajo su predecesor, Jair Bolsonaro.
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William Ripple, un ecologista de Oregon State University que no fue coautor de ninguno de los artículos, dijo que las revisiones hacen “un trabajo sobresaliente” al documentar la crisis de la Amazonía: “Este es un ejemplo del costo de la actividad humana en los ecosistemas de todo el mundo y en algún momento tendremos que cambiar nuestras formas de sobrevivir”.