El desplome de SVB el pasado 9 de marzo dio inicio a la crisis.
El desplome de SVB el pasado 9 de marzo dio inicio a la crisis.

El Ministerio de Economía alemán se plantea reconvertir parte del controvertido gasoducto Nord Stream II en una conexión para una terminal de gas líquido en la costa báltica, según informaciones de la revista “Der Spiegel”.

Nord Stream II fue construido para transportar gas desde Rusia hasta Alemania a través del Báltico y aunque ha sido terminado no ha entrado en funcionamiento debido a la invasión a Ucrania.

El plan del ministerio, según “Der Spiegel”, es expropiar la parte del gasoducto que está en Alemania y separarla del resto del sistema.

Los tubos que van de tierra firme al mar podrían conectarse a la terminal móvil de gas líquido.

El gasoducto está liquido a un sistema de distribución que puede repartir gas hasta el sur de Alemania.

Técnicamente la operación se considera posible, pero hay una serie de problemas jurídicos que habría que resolver.

El consorcio estatal ruso Gazprom, que forma parte del consorcio que debería administrar el gasoducto, podría rechazar la operación.

Algunos directivos de la empresa tienen incluso la expectativa de que el gasoducto pueda entrar en funcionamiento en dos o tres años cuando termine la guerra y las relaciones entre Rusia y Alemania se normalicen.

Un temor que, según “Der Spiegel”, existe en Berlín es que la medida genere reacciones en Rusia en forma, por ejemplo, de expropiaciones de empresas alemanas.

El ministerio no ha querido ni confirmar ni desmentir los planes y un portavoz se ha limitado a decir que se siguen buscando posibilidades de construir terminales de gas líquido y que el uso de la infraestructura ya existente puede ser una alternativa.

La construcción de Nord Stream II generó fuertes tensiones entre Alemania y Estados Unidos así como entre Alemania y varios países de Europa Oriental.

Ya la construcción de Nord Stream I, otro gasoducto que está en funcionamiento, había generado críticas porque contribuía a reforzar la dependencia energética de Alemania frente a Rusia y, además, perjudicaba los gasoductos que pasan por Polonia y Ucrania.

Actualmente, una de las prioridades del Gobierno alemán es reducir de forma radical la dependencia energética de Rusia.