Alemania se enfrenta a una recesión segura si el suministro de gas ruso, ya de por sí débil, se interrumpe por completo, advirtió un organismo del sector, mientras que Italia dijo que estudiará la posibilidad de ofrecer apoyo financiero para ayudar a las empresas a rellenar los depósitos de gas y evitar así una crisis más profunda en invierno.
Los países de la Unión Europea (UE), desde el Mar Báltico en el norte hasta la costa del Adriático en el sur, están perfilando medidas para hacer frente a una crisis de suministro después de que la invasión rusa a Ucrania puso a la energía en el centro de una batalla económica entre Moscú y Occidente.
Antes de la guerra, la UE dependía de Rusia para el 40% de sus necesidades de gas, que en el caso de Alemania se elevaban al 55%, lo que deja un enorme vacío por llenar en un mercado mundial del gas ya muy restringido. Algunos estados han dado marcha atrás de forma temporal a sus planes de cierre de centrales eléctricas de carbón.
Los precios mundiales del gas se han disparado, lo que ha provocado una aceleración de la inflación y ha creado un mayor dolor de cabeza para los responsables políticos, que intentan sacar a Europa del precipicio económico.
La asociación alemana de la industria BDI redujo el martes su previsión de crecimiento económico para el 2022 al 1.5%, frente al 3.5% previsto antes de la guerra. Según indicó, la interrupción de los suministros de gas ruso hará inevitable la recesión.
El gas ruso se sigue bombeando a través de Ucrania, pero a un ritmo reducido, y el gasoducto Nord Stream 1 bajo el Báltico, una ruta vital de suministro a Alemania, funcionando solo al 40% de su capacidad, lo que, según Moscú, se debe a que las sanciones occidentales están obstaculizando las reparaciones. Europa dice que esto es un pretexto para reducir los flujos.
La ralentización ha dificultado los esfuerzos de Europa por rellenar las instalaciones de almacenamiento, que ahora están en un 55%, para cumplir el objetivo comunitario de alcanzar el 80% en octubre y el 90% en noviembre, un nivel que ayudaría a pasar el invierno si el suministro se desacelera aún más o cesa.
El ministro de Transición Ecológica italiano, Roberto Cingolani, afirmó que Italia debe intensificar sus esfuerzos de reabastecimiento y que Roma debe estudiar cómo ayudar a las empresas a financiar las compras de gas para su almacenamiento.
Una fuente del gobierno italiano señaló que una garantía estatal es una opción potencial para ayudar a reducir el costo de la financiación.
“Actualmente el gas es tan caro que los operadores no pueden invertir en él”, manifestó Cingolani.
El precio del gas de referencia para Europa cotizaba el martes en torno a los 123 euros (US$ 130) por megavatio hora (MWh), por debajo del máximo de este año, 335 euros, pero con un aumento de más de 300% respecto a su nivel de hace un año.
Italia, junto a países como Alemania, Dinamarca, Austria y Holanda, ha activado la primera fase de alerta temprana de su plan de tres etapas para hacer frente a una crisis de suministro de gas.
Como parte de los planes de contingencia de Alemania, el regulador del gas Bundesnetzagentur desveló los detalles de un nuevo sistema de subastas que comenzará en las próximas semanas, con el objetivo de animar a los fabricantes a consumir menos gas.
No obstante, el regulador dijo que no es momento aún de declarar una emergencia total, o la tercera etapa de su plan de crisis, que vería al país racionar el gas a la industria para proteger los servicios vitales y los hogares.
Europa está buscando más suministros por gasoducto de sus propios productores, como Noruega, y de estados como Azerbaiyán, pero la mayoría ya está llegando al límite de la producción.