El destino puede jugar a nuestro favor de formas insospechadas, y esta es una historia que lo confirma. En 1962, Luigi Lo Rosso, un comerciante de chatarra en Italia, encontró una pintura enrollada en el sótano de una villa en la isla de Capri, sin imaginar que se trataba de una obra del célebre Pablo Picasso. Lo que en su momento fue considerado un simple “garabato”, hoy podría valer millones según expertos en arte.
Un hallazgo inesperado en Capri
Luigi Lo Rosso, un hombre que dedicaba su tiempo a buscar tesoros entre la chatarra, nunca pensó que aquella pintura con la firma “Picasso” en la esquina superior izquierda cambiaría la historia de su familia. Al encontrar el lienzo en el sótano de una villa en la famosa isla de Capri, lo consideró como cualquier otro objeto de valor relativo. El óleo mostraba la figura asimétrica de una mujer con vestido azul y labios rojos, en el estilo característico de Picasso. Sin embargo, Luigi, con apenas 24 años en ese momento, no se percató de la importancia de esa firma.
Según Luca Gentile Canal Marcante, experto en arte y presidente honorario de la Fundación Arcadia en Suiza, la pintura representa una imagen distorsionada de Dora Maar, fotógrafa y poeta francesa, así como musa y amante de Picasso. Maar fue fuente de inspiración para muchas de las obras del pintor español, y su influencia es evidente en este tipo de retratos asimétricos.
Aunque la familia Lo Rosso conservó la pintura, durante muchos años no fue vista como una obra de valor. La madre de Andrea, hijo de Luigi, la colgó en la pared de su casa y más tarde en un restaurante, sin saber que era una pieza invaluable. Curiosamente, la familia la apodó “el garabato” debido a la extraña apariencia de la mujer retratada.
El largo camino hacia la autenticación
A lo largo de las décadas, la familia trató de autenticar la obra, pero se toparon con escepticismo por parte de varios historiadores del arte. Muchos incluso ofrecieron comprarla a un bajo precio, lo que generó sospechas en la familia Lo Rosso. Finalmente, en 2019, la obra fue puesta bajo resguardo en una bóveda en Milán, y en 2023, la graphóloga Cinzia Altieri logró autenticar la firma de Picasso, tras meses de estudios forenses y comparaciones con otras obras del artista. Según Altieri, no había ninguna duda: la firma pertenecía al propio Picasso.
Un valor que podría alcanzar millones
El valor de la pintura ha sido estimado en aproximadamente 6 millones de euros (6,6 millones de dólares), aunque podría duplicarse si la Fundación Picasso en París certifica oficialmente la autenticidad de la obra. Este último paso, aunque crucial, todavía está en proceso. Andrea Lo Rosso y sus hermanos planean subastar la pintura en honor a su padre, quien siempre deseó que se certificara y vendiera la pieza.
“Estamos felices, pero no brindaremos aún. Falta un último paso para que esta increíble historia llegue a su fin”, mencionó Andrea a CNN. El interés por la obra ha crecido exponencialmente desde que se autenticó, y la familia Lo Rosso espera que, una vez que reciba el aval de la Fundación Picasso, la subasta se realice a nivel internacional.