Este 16 de septiembre, México celebra 214 años del inicio de su independencia en 1810. Y como es una tradición, se conmemora la fecha con el Grito de Dolores o de Independencia el día 15 del mes, que se celebró por primera vez el 16 de septiembre de 1812; es decir, apenas dos años después de iniciada la revuelta de Miguel Hidalgo. Pero ¿por qué se festeja el acto esa fecha, si en realidad Miguel Hidalgo hizo el llamado al levantamiento a las 5 de la madrugada del 16? En esta nota te lo contamos.
El Grito no solo se da a nivel nacional, sino que también puede ser representado a nivel estatal y municipal, en donde los gobernantes correspondientes llevan a cabo este acto desde sus respectivas sedes de gobierno. Este evento es tan importante que, en las escuelas de nivel básico en México, se incluye esta conmemoración como parte de los actos cívicos que ayudan a los jóvenes y niños a conocer la historia de su país, rememorando el momento histórico en el cual se inició la lucha por la libertad nacional.
Se dice que el Grito se festeja el 15 de septiembre debido al cumpleaños de Porfirio Díaz; sin embargo, esto es una creencia falsa. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explica que desde 1896, durante el prolongado y poco democrático gobierno de Porfirio Díaz, se oficializó el 15 de septiembre como el día marcaría el inicio de las celebraciones de la Independencia de México.
Si bien el 15 de septiembre también coincide con la fecha de cumpleaños de Porfirio Díaz, no hay fuentes oficiales que avalen que por este hecho el 15 se celebre el Grito, responde solo a una asignación del gobierno porfirista.
Durante el 15 de septiembre de 1896, la campana de la parroquia de Dolores fue trasladada al balcón principal del Palacio Nacional por orden expresa de Díaz. Su traslado fue todo un suceso, entre pomposidad y la atención popular, la campana fue desplazada por Avenida Juárez hasta la Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico.
La comitiva que se encargó de su traslado se componía en un total de siete grupos, los cuales llevaban consigo distintivos simbólicos de México. Personalidades de todos los estados de la República fueron representadas por numerosas comisiones y gremios del país.
“Tirado por seis caballos ingleses del más fino porte, rodaba el carro alegórico que contenía la significativa reliquia, el cual fue engalanado con sus ruedas y lanza cubiertas de oro, mostrando al frente el escudo nacional”, explica el sitio web del Gobierno de México.
La campana no venía sola, pues estaba acompañada por el cañón que supuestamente usó el cura Miguel Hidalgo y Costilla. El mismo Porfirio Díaz, acompañado de su gabinete, presenció la llegada de la Campana de Dolores, la cual fue desplazada bajo una fuerte custodia militar del general Alfonso Flores.
Tras unas palabras de Díaz, la campana se colocó en el balcón principal del Palacio Nacional y la celebración en la capital continuó con un desfile militar a la espera de que cayera la noche para el tradicional grito.
El presidente de México tiene la tradición de dar el Grito de Dolores en memoria de la Independencia del país y por cada uno de los personajes históricos que lucharon; la ceremonia se realiza desde Palacio Nacional en compañía de la esposa del Ejecutivo Nacional, sus familiares más cercanos y personalidades de su gabinete. Se acercan al balcón y ante millones de mexicanos y mexicanas dan el grito.
“¡Viva nuestra Independencia Nacional! ¡Vivan los Héroes que nos dieron Patria y Libertad! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Allende! ¡Viva Doña Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva México!”
La campana que Miguel Hidalgo hizo sonar la madrugada del 16 de septiembre de 1810, para motivar al pueblo a levantarse en armas “contra el mal gobierno español”, una vez concluida la guerra de Independencia, fue conservada por los gobiernos liberales posteriores como uno de los símbolos primordiales del comienzo de ese importante movimiento, detalla el Gobierno mexicano.
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