El cambio climático tiene efectos devastadores en el mundo: incendios forestales más intensos, tormentas más potentes, escasez de alimentos, pérdidas de especies entre otros. La mayor parte de los impactos por el cambio climático se reducen al agua, explica la ONU.
Estas consecuencias se sienten ya en Estados Unidos (USA), donde los principales reservorios de agua están atravesando períodos más largos y severos de bajo almacenamiento en comparación con décadas anteriores.
Un reciente estudio, publicado en Geophysical Research Letters, detalla que los problemas por menos agua son más graves en el oeste y el centro de los Estados Unidos. Sin embargo, los depósitos del este y sureste del país no son inmunes.
En general, la American Geophysical Union advierte que “los embalses son menos confiables y más vulnerables al cambio climático de lo que solían ser”.
“Los reservorios son un componente clave del ciclo hidrológico moderno y son una parte en la que los administradores del agua pueden influir”, declaró Caelan Simeone, hidrólogo del Centro de Ciencias del Agua de Oregón del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), quien dirigió la investigación. “Sabemos que los embalses están cambiando y que fueron diseñados para condiciones hídricas históricas. Por lo tanto, ahora existe incertidumbre sobre cómo, o si, los embalses podrán adaptarse”, agregó.
La información sobre los embalses es local o regional, lo que limita a los científicos a la hora de comprender cómo el clima y los cambios antropogénicos impactan en el almacenamiento de agua a escala nacional. De acuerdo con Simeone, los administradores de estos embalses podrían beneficiarse de ese conocimiento. “Les permitiría considerar tendencias nacionales más amplias en materia de agua, así como patrones más locales”, argumentó.
Para tener una perspectiva de cómo están cambiado los reservorios en todo Estados Unidos, el equipo de Simeone analizó los niveles de agua en 250 grandes embalses entre 1981 y 2020. Se compararon los niveles de agua y las prácticas de administración y el clima, buscando patrones que pudieran explicar los cambios en los niveles del recurso hídrico. La data de los reservorios del noreste de USA no estaban disponibles por lo que la región fue excluida del estudio.
Los depósitos de agua de las zonas más áridas en el oeste y centro de Estados Unidos tendían a tener períodos más largas, más severos y más variables de bajo almacenamiento. Esta información no fue una sorpresa para los investigadores. Sin embargo, sí anotaron que las de sequía actuales estaban llevando las condiciones a un nivel extremo.
Lo que ha preocupado a los investigadores es que los embalses en el sudeste y el noroeste del Pacífico, más húmedos, también registraron una caída de almacenamiento anual.
De los 250 reservorios contemplados en el análisis, 169 tenían un almacenamiento máximo en descenso, y 89 de ellos experimentaron caídas significativas.
“La reducción del almacenamiento máximo anual fue generalizada, lo que realmente nos sorprendió”, expresó Simeone. “Muchos embalses simplemente no se están llenando hasta los niveles que lo hacían antes. En general, estamos obteniendo esta imagen de niveles máximos de agua en descenso en todo Estados Unidos. Esto sucedió incluso en lugares que no estaban experimentando más períodos de almacenamiento bajo”, advirtió.
Los administradores de los reservorios intentan adaptarse a las cambiantes condiciones. Sin embargo, se trata de una tarea difícil, puesto que estos embalses fueron construidos aproximadamente entre 1930 y 1970, sin considerar un cambio climático. “Se suponía que las condiciones serían más o menos estacionarias”, dijo Simeone. “El cambio climático interrumpió esa situación. Ahora, los administradores deben tratar de mitigar los cambios hidrológicos que estamos viendo”, finalizó.