En octubre deben darse  Milagros

Redacción Gestión

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ACCIÓN. En octubre del año pasado, el titular del MEF, Luis Castilla, declaró que le prendía velitas a China todos los días, dando a entender que el peor escenario posible no es la recesión en Europa y Estados Unidos –que la economía peruana ha sabido afrontar con relativa calma– sino fisuras en el desempeño del gigante asiático. Esta vez, desde Suiza, ha advertido que el Perú se verá afectado si China crece por debajo del 7%.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dado la alerta en su World Economic Outlook (WEO), pues ha ajustado el crecimiento esperado del PBI chino: 7.8% este año y 8.2% el próximo, 0.4 y 0.6 puntos por debajo de sus proyecciones previas. Aunque ayer se han divulgado cifras alentadoras.

Para el caso del Perú, ha ajustado al alza su proyección para el 2013 (hasta 6%), lo que nos convertirá en el segundo país de mayor crecimiento en América Latina.

¿Pero dependemos tanto de lo que suceda en ese país como para ponernos místicos? Además de ser nuestro principal socio comercial, la demanda china por commodities ha mantenido los precios elevados, así que un "aterrizaje duro" de su PBI, que ha venido creciendo alrededor de 10%, afectaría las cotizaciones internacionales de productos como los metales, cuyo peso en las exportaciones peruanas es más que significativo. Y el 95% de nuestros envíos a China está compuesto por materias primas.

Ya es sabido el poco esfuerzo realizado para abrir ese mercado a las exportaciones no tradicionales, tanto en la promoción como en el aspecto técnico. Quizá con el impulso que se está dando a las agregadurías comerciales se podrá preparar un terreno más propicio, pero mientras tanto el Gobierno tendrá que empezar a reforzar los puntos débiles del programa económico a fin de evitar un impacto negativo si los rezos de Castilla no surten efecto y la economía china se debilita más de la cuenta.

Por ejemplo, es urgente reanimar la promoción de inversiones en infraestructura, sobre todo ahora que la percepción de los empresarios está siendo dominada por la cautela, por culpa de los pobres resultados mostrados en la lucha contra el narcoterrorismo. El riesgo chino tampoco debería servir como excusa para ocultar signos de contracción de la demanda interna, cuyas señales advertimos en nuestro editorial de ayer.

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