Una agenda que requiere más detalles

TAREA. El Congreso de la República publicó su agenda legislativa para el periodo 2012-2013. La lista está compuesta por 41 propuestas en ámbitos bastante diversos, como se observa en el cuadro que la acompaña: se trata nada menos que de 33 políticas de Estado que van desde la "democratización de la vida política y fortalecimiento del sistema de partidos" hasta el "acceso universal a los servicios de salud y la seguridad social", pasando por el "desarrollo de la ciencia y la tecnología" y la "afirmación de un Estado eficiente y transparente".Dejando de lado la pomposidad que caracteriza a los textos que se redactan en el Parlamento, lo primero que salta a la vista no es la variedad de las propuestas ni de las políticas de Estado, sino la falta de detalles. Por ejemplo, la propuesta número 34 es la "reforma y modernización de la gestión del Estado", la cual remite a iniciativas similares de todos los congresos que ha tenido el país en los últimos veinte años. Siempre se habla de este tema, pero los legisladores no parecen encontrar la norma que ataque el problema.

Asimismo, la variedad de la lista hará bastante difícil que se otorgue prioridad a algunas propuestas (y políticas). Y la experiencia muestra que el debate de las leyes no sigue parámetros que privilegian la importancia estructural sino más bien la coyuntura y el impacto mediático. Esta falta de visión también es afectada por la participación del Ejecutivo, que tiene iniciativa legislativa y que suele ejercerla con frecuencia.

Sin embargo, los legisladores se han curado en salud pues no han dejado de reconocer ese derecho, ni tampoco han cerrado la puerta a los proyectos que no figuran en su agenda. Suponemos que, como siempre ocurre, el sello "de interés nacional" en los proyectos de ley de última hora estará muy de moda durante los próximos doce meses.Hay que llamar la atención al Ejecutivo, que ha optado por promover la aprobación de sus proyectos con nota de prensa adelantada, como el día de la Marinera, aunque sus parámetros de priorización tampoco son de última generación. Por ejemplo, en lugar de impulsar temas como la protección del medio ambiente o la lucha antiterrorista, está dándole preferencia a asuntos que no requieren mayores reformas.