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Esto suele ser recurrente en personas tímidas, pero las habilidades sociales son también cuestión de entrenamiento y te sorprendería cómo con la pandemia muchas personas sienten que ya no logran ser sociables como antes. ¿Tal vez te ha pasado a ti también?
El mejor consejo ante esto es descartar ese pensamiento de tu cabeza y lanzarte con cualquier tema sencillo. Recuerda que las probabilidades de que la otra persona esté igual de cohibida que tú son altas, pero también son altas las ganas de intercambiar, así que adelante. (Foto: iStock)
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1. Asumir que nadie quiere hablar contigo

Esto suele ser recurrente en personas tímidas, pero las habilidades sociales son también cuestión de entrenamiento y te sorprendería cómo con la pandemia muchas personas sienten que ya no logran ser sociables como antes. ¿Tal vez te ha pasado a ti también? El mejor consejo ante esto es descartar ese pensamiento de tu cabeza y lanzarte con cualquier tema sencillo. Recuerda que las probabilidades de que la otra persona esté igual de cohibida que tú son altas, pero también son altas las ganas de intercambiar, así que adelante. (Foto: iStock)

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Evitar este error posiblemente sea un gran reto en estos tiempos en los que la ansiedad se pasea por todas partes, pero por muchas ganas que tengas de hablar o te llame la atención el tema del que otros están hablando, intenta contenerte y no te entrometas ni interrumpas.
Espera alguna pausa en la que sea fácil captar la atención de la persona sin entrar de forma brusca a la conversación. La reacción extraverbal del otro te dará luz verde o luz roja, así que atento. (Foto: iStock)
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2. Interrumpir o entrometerse en una conversación existente

Evitar este error posiblemente sea un gran reto en estos tiempos en los que la ansiedad se pasea por todas partes, pero por muchas ganas que tengas de hablar o te llame la atención el tema del que otros están hablando, intenta contenerte y no te entrometas ni interrumpas. Espera alguna pausa en la que sea fácil captar la atención de la persona sin entrar de forma brusca a la conversación. La reacción extraverbal del otro te dará luz verde o luz roja, así que atento. (Foto: iStock)

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Si alguien está sentado o de pie distante del resto y parece absorto en sus pensamientos, asegúrate de tener algo que decir si piensas crear una conexión comunicativa.
No te acerques y rompas el hielo solo para balbucear y, en su lugar, crea una situación cómoda para que la conversación fluya. (Foto: iStock)
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3. Hablar sin tener nada que decir

Si alguien está sentado o de pie distante del resto y parece absorto en sus pensamientos, asegúrate de tener algo que decir si piensas crear una conexión comunicativa. No te acerques y rompas el hielo solo para balbucear y, en su lugar, crea una situación cómoda para que la conversación fluya. (Foto: iStock)

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Empezar una conversación o hablar con alguien por primera vez usando algún tema controvertido o polémico -como sobre política- es un fracaso casi seguro. Para llegar ahí es importante conocer a las personas. Busca siempre algo sencillo y neutral, o algún tema en común de la oficina, del barrio, el edificio.
En estos casos, evita a toda costa hablar de política, religión, aborto, eutanasia, o cualquier tema que esté en ebullición en ese momento. (Foto: iStock)
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4. Abordar temas controvertidos

Empezar una conversación o hablar con alguien por primera vez usando algún tema controvertido o polémico -como sobre política- es un fracaso casi seguro. Para llegar ahí es importante conocer a las personas. Busca siempre algo sencillo y neutral, o algún tema en común de la oficina, del barrio, el edificio. En estos casos, evita a toda costa hablar de política, religión, aborto, eutanasia, o cualquier tema que esté en ebullición en ese momento. (Foto: iStock)

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Lograr entablar la conversación no es lo único importante, mantenerla puede ser igual de difícil. Habla siempre despacio y pronuncia con claridad; vuélvete accesible. Por ejemplo, si la persona con la que hablas no es de tu medio laboral y te pregunta sobre tu trabajo, trata de no responderle con una jerga profesional que seguramente no entenderá. También evita hacerlo con un colega si hay un tercero en la conversación que no conoce el trabajo. Recuerda que la empatía es clave. (Foto: iStock)
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5. Ser difícil de seguir

Lograr entablar la conversación no es lo único importante, mantenerla puede ser igual de difícil. Habla siempre despacio y pronuncia con claridad; vuélvete accesible. Por ejemplo, si la persona con la que hablas no es de tu medio laboral y te pregunta sobre tu trabajo, trata de no responderle con una jerga profesional que seguramente no entenderá. También evita hacerlo con un colega si hay un tercero en la conversación que no conoce el trabajo. Recuerda que la empatía es clave. (Foto: iStock)

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Ninguno extremo es bueno. Aquí lo mejor es tener una medida justa y no centrarse demasiado en ninguno de los protagonistas de la conversación. Eso significa no hablar en exceso de ti, pero tampoco sobre la persona con la que estás intercambiando.
Aunque existe la creencia de que hacer preguntas es el ingrediente perfecto para mantener una buena conversación, es importante tener una medida, porque a nadie le gusta sentirse interrogado ni que lo pongan en la incómoda situación de responder cosas u ofrecer opiniones que no quiere, así que evita las preguntas demasiado personales, incómodas o los temas explosivos como política o religión. (Foto: iStock)
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6. Hablar demasiado de ti mismo o de la otra persona

Ninguno extremo es bueno. Aquí lo mejor es tener una medida justa y no centrarse demasiado en ninguno de los protagonistas de la conversación. Eso significa no hablar en exceso de ti, pero tampoco sobre la persona con la que estás intercambiando. Aunque existe la creencia de que hacer preguntas es el ingrediente perfecto para mantener una buena conversación, es importante tener una medida, porque a nadie le gusta sentirse interrogado ni que lo pongan en la incómoda situación de responder cosas u ofrecer opiniones que no quiere, así que evita las preguntas demasiado personales, incómodas o los temas explosivos como política o religión. (Foto: iStock)

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Las conversaciones exitosas no se basan en un tema profundo o en la duración, sino en la calidad. Por más corta que sea, hazle sentir al otro que tiene toda tu atención. Intenta no mirar al piso, quedarte viendo para cualquier otro lado o mostrarte más interesado en lo que sea que esté sucediendo a tu alrededor.
En tiempos de una dependencia abrumadora al celular, el reto más importante aquí será guardarlo durante el tiempo que estés conversando. Si necesitas responder alguna llamada importante, simplemente explícalo, pero no estés mirando el teléfono con frecuencia, mucho menos ponerte a revisar las redes sociales y, si estás en un café o un restaurante, no lo dejes encima de la mesa. Estamos muy acostumbrados, pero eso sigue enviando el mensaje de que estar pendiente del aparato es más importante que la conversación. (Foto: iStock)
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7. Perder el tiempo de alguien

Las conversaciones exitosas no se basan en un tema profundo o en la duración, sino en la calidad. Por más corta que sea, hazle sentir al otro que tiene toda tu atención. Intenta no mirar al piso, quedarte viendo para cualquier otro lado o mostrarte más interesado en lo que sea que esté sucediendo a tu alrededor. En tiempos de una dependencia abrumadora al celular, el reto más importante aquí será guardarlo durante el tiempo que estés conversando. Si necesitas responder alguna llamada importante, simplemente explícalo, pero no estés mirando el teléfono con frecuencia, mucho menos ponerte a revisar las redes sociales y, si estás en un café o un restaurante, no lo dejes encima de la mesa. Estamos muy acostumbrados, pero eso sigue enviando el mensaje de que estar pendiente del aparato es más importante que la conversación. (Foto: iStock)

Los consejos para entablar conversaciones siempre han sido muy útiles, pero en los tiempos que corren han cobrado una importancia aún mayor. Luego de casi dos años de pandemia, aislados, sin mucha interacción social, fuera de la oficina por largos periodos y vulnerables a emociones como la ansiedad, la frustración o la impaciencia, estos ‘tips’ vienen como anillo al dedo, según el portal .

Si antes pensabas que no eras bueno para entablar una breve conversación informal en un elevador o en el supermercado, o si luego de la cuarentena sientes que tus habilidades sociales están oxidadas, estos escollos a evitar del experto en oratoria John Bowe, publicados en CNBC, son para ti.

1. Asumir que nadie quiere hablar contigo

Esto suele ser recurrente en personas tímidas, pero las habilidades sociales son también cuestión de entrenamiento y te sorprendería cómo con la pandemia muchas personas sienten que ya no logran ser sociables como antes. ¿Tal vez te ha pasado a ti también?

El mejor consejo ante esto es descartar ese pensamiento de tu cabeza y lanzarte con cualquier tema sencillo. Recuerda que las probabilidades de que la otra persona esté igual de cohibida que tú son altas, pero también son altas las ganas de intercambiar, así que adelante.

2. Interrumpir o entrometerse en una conversación existente

Evitar este error posiblemente sea un gran reto en estos tiempos en los que la ansiedad se pasea por todas partes, pero por muchas ganas que tengas de hablar o te llame la atención el tema del que otros están hablando, intenta contenerte y no te entrometas ni interrumpas.

Espera alguna pausa en la que sea fácil captar la atención de la persona sin entrar de forma brusca a la conversación. La reacción extraverbal del otro te dará luz verde o luz roja, así que atento.

La distancia física también es un factor que hay que considerar, si estás esperando tu momento para intervenir, no te pares demasiado cerca, porque la impresión que darás será probablemente mala, pero tampoco tan lejos que cuando veas tu posibilidad de entrada tengas que gritar. En cualquier caso parecerás, cuando menos, desequilibrado.

3. Hablar sin tener nada que decir

Si alguien está sentado o de pie distante del resto y parece absorto en sus pensamientos, asegúrate de tener algo que decir si piensas crear una conexión comunicativa.

No te acerques y rompas el hielo solo para balbucear y, en su lugar, crea una situación cómoda para que la conversación fluya.

4. Abordar temas controvertidos

Empezar una conversación o hablar con alguien por primera vez usando algún tema controvertido o polémico -como sobre política- es un fracaso casi seguro. Para llegar ahí es importante conocer a las personas. Busca siempre algo sencillo y neutral, o algún tema en común de la oficina, del barrio, el edificio.

En estos casos, evita a toda costa hablar de política, religión, aborto, eutanasia, o cualquier tema que esté en ebullición en ese momento.

5. Ser difícil de seguir

Lograr entablar la conversación no es lo único importante, mantenerla puede ser igual de difícil. Habla siempre despacio y pronuncia con claridad; vuélvete accesible. Por ejemplo, si la persona con la que hablas no es de tu medio laboral y te pregunta sobre tu trabajo, trata de no responderle con una jerga profesional que seguramente no entenderá. También evita hacerlo con un colega si hay un tercero en la conversación que no conoce el trabajo. Recuerda que la empatía es clave.

6. Hablar demasiado de ti mismo o de la otra persona

Ninguno extremo es bueno. Aquí lo mejor es tener una medida justa y no centrarse demasiado en ninguno de los protagonistas de la conversación. Eso significa no hablar en exceso de ti, pero tampoco sobre la persona con la que estás intercambiando.

Aunque existe la creencia de que hacer preguntas es el ingrediente perfecto para mantener una buena conversación, es importante tener una medida, porque a nadie le gusta sentirse interrogado ni que lo pongan en la incómoda situación de responder cosas u ofrecer opiniones que no quiere, así que evita las preguntas demasiado personales, incómodas o los temas explosivos como política o religión.

También asegúrate de estar atento a la aceptación que pueda tener un tema o una pregunta, si sientes que a la otra persona le resultó incómodo, cambia el hilo, o pide recomendaciones de lugares para comer o de alguna serie, que casi nunca falla.

7. Perder el tiempo de alguien

Las conversaciones exitosas no se basan en un tema profundo o en la duración, sino en la calidad. Por más corta que sea, hazle sentir al otro que tiene toda tu atención. Intenta no mirar al piso, quedarte viendo para cualquier otro lado o mostrarte más interesado en lo que sea que esté sucediendo a tu alrededor.

En tiempos de una dependencia abrumadora al celular, el reto más importante aquí será guardarlo durante el tiempo que estés conversando. Si necesitas responder alguna llamada importante, simplemente explícalo, pero no estés mirando el teléfono con frecuencia, mucho menos ponerte a revisar las redes sociales y, si estás en un café o un restaurante, no lo dejes encima de la mesa. Estamos muy acostumbrados, pero eso sigue enviando el mensaje de que estar pendiente del aparato es más importante que la conversación.