FOTOGALERÍA. Algunas de ellas se basan en la naturaleza, otras aprovechan los espacios públicos para emprender. Son ideas de negocio surgidas de mirar lo que nos envuelve desde una perspectiva emprendedora, según el portal Emprendedores.
Nada de alquilar un local ni contratar a profesionales para montar un gimnasio, es suficiente con reunir a un grupo de alumnos y llevártelos a Madrid Río o orillas de la playa de Sanlúcar para que sigan tus entrenamientos. Es lo que se conoce como gimnasios outdoor, una nueva modalidad de practicar deporte al aire libre una tendencia que se extiende por el mercado global. En ello han visto ya su oportunidad de negocio empresas como la santanderina Contrainer, donde hablan de un nuevo concepto de entrenamiento “basado en los gimnasios al aire libre de las playas de California originarios de los años 30, adaptado a las tendencias actuales”.
Es una de las especies más valiosas de la naturaleza, dado el papel principal que ejercen en la polinización. Se estima que un tercio de la alimentación humana depende de la polinización por insectos, además de un número considerable de medicinas de origen vegetal.
Sin las abejas desaparecerían numerosas especies animales y vegetales. El problema es que su población decrete a escala mundial así que hay que protegerlas y mimarlas. En ello se afanan empresas como Beeflow, donde han desarrollado una tecnología que hace que las abejas sean más saludables, particularmente en climas fríos.
Cuando hablamos del autoconsumo doméstico lo llamamos huerto en casa, pero cuando nos referimos al uso industrial le denominamos huerto vertical, que es lo mismo pero en edificios más grandes. Se trata de adaptar a la producción agrícola a grandes edificios urbanos, si es un rascacielos mejor porque mas caben. Te ahorras así la adquisición del terreno, los desplazamientos al campo, los desvelos por los caprichos del cielo y una mano de obra cada vez más demandada. Normal así que a compañías como la estadounidense AeroFarms les vaya estupendamente como ponen de manifiesto los 90 millones de euros levantados en 2019 para ampliar sus instalaciones. Softbank, Google o Jeff Bezos -el ojo que todo lo ve- ya se han fijado en este negocio.
Lo malo que este tipo de instalaciones no son todavía válidas para todos los cultivos, los prefieren con hojas y requieren, que hay que tener conocimientos sobre agricultura hidropónica, que es en lo que se basan, y consumen bastante luz. Para que te hagas una idea, sería como montar una especie de invernadero en casa.
Es otro producto que está de moda y al que se le atribuyen propiedades de todo tipo, desde alimenticias, hasta medicinales pasando por cosméticas o agentes antivirales, entre muchos otros.
Casi son tantas sus propiedades y aplicaciones y usos comerciales como la variedad de sus tipos. Ante la oportunidad de negocio, algunos se dedican a recogerlas y otros, la mayoría, a cultivarlas. Asia es el mayor productor del mundo, pero también en Europa empiezan a expandirse las iniciativas que apuntan en esta dirección, como Zeewaar, fundada en 2013 como la primera granja de algas en los Países Bajos.
Luego ya, entre los tipos de algas para cultivar que resultan más rentables para los negocios destaca la alga espirulina, casi mágica por todos los beneficios que reporta en proteínas, hierro, omega 3, omega 6, Vitaminas B y ademas cuenta con una buena cantidad de antioxidante como selenio, clorofila, tocoferol y retinoides. Algunos la utilizan también para la supresión del apetito. Una vez tratadas, las puedes envasar y distribuir para los distintos mercados. Un caso de éxito en este sentido es el de Aldous Bio, marca que empezó haciéndose famosa vendiendo espirulina por Amazon a mansalva.
La helicicultura o cría de caracoles sigue representando una interesante oportunidad de negocio. Primero, porque montar una granja de caracoles no exige una gran inversión y, segundo, porque el producto continúa siendo muy demandado tanto en el sector alimentario por su alto valor nutricional como en la industria de las cosmética. En esta vertical han visto su nicho los emprendedores Lola Suñé y Rodrigo Romero, quienes han montado la primera granja de caracoles de la isla de Menorca bautizada con el nombre Es caracol de Menorca. Se trata de una finca ubicada en Alaior y compuesta por más de 10.000 ejemplares adultos y por 5.000 alevines de la especie Helix aspersa müller, también conocido como el caracol común de jardín y como caragol bover en Menorca.
Decir también que las granjas de engorde de caracoles españolas compiten con las importaciones masivas de moluscos de Europa del Este. Según afirmaba el helicicultor José Antonio Marcelo en otra publicación, para que una explotación de caracoles sea rentable se aconseja una extensión mínima de 3.000 m2 y una inversión aproximada de 50.000 euros para ponerla en marcha.