FOTOGALERÍA. Diciembre es el mes perfecto para ver a los amigos, comer hasta saciarnos, brindar, intercambiar regalos y reunirnos con nuestros familiares. Pero también es la temporada ideal para reflexionar en torno a nuestros hábitos y, en general, a la manera en que hemos decidido llevar nuestra vida, según el portal Entrepreneur.
La realidad es que los emprendedores suelen poner su vida personal en segundo plano y priorizar todo lo que tenga que ver con su trabajo. Asimismo, suelen caer en un círculo vicioso que les impide crecer y salirse de su zona de confort.
¿Qué pasaría si nos propusiéramos cultivar hábitos que nos beneficiaran no sólo como profesionistas, sino también como personas? Estos son 12 propósitos que los emprendedores (y todas las personas de este mundo) deberían hacerse. Y por supuesto, cumplir.
1. Ser menos dependientes del celular.
Sí, somos personas modernas y ocupadas, y tenemos que estar localizables 24/7… ¿o quizá no? El año que viene, no nos vendría nada mal aprender a liberarnos de la tiranía de nuestro Smartphone y limitarnos a usarlo cuando sea estrictamente necesario. Reaprendamos a disfrutar la vida real y a las personas que están a nuestro alrededor.
2. Hacer algo por beneficiar nuestro entorno.
Apoya una causa en la que creas: puedes destinar un porcentaje de tus ganancias a una fundación, inscribirte como voluntario en una o –¡mejor aún!–crear una desde cero. Regresa al mundo algo de lo mucho que te ha dado.
3. Tomar cursos de actualización.
Quizá eres un experto en tu campo, pero si te conformas con eso, estarás perdido. Ten presente que el mundo cambia cada día, y si no te montas al tren y te mantienes actualizado, tarde o temprano te quedarás atrás en la carrera. Inscríbete a cursos, toma clases desde casa, platica con expertos que amplíen tu panorama.
4. Leer.
Estás tan ocupado en el día que no encuentras ni un segundo para sentarte a leer… ¿verdad? Créenos: éste no es nada más que un pretexto. Proponte leer por lo menos 10 minutos al día. Elige un libro divertido e interesante, de esos que resulta difícil soltar.
5. Vivir con menos estrés.
Tu salud física y mental debería ser una prioridad. Ninguna junta, venta, puesto o empresa vale más que eso. Proponte no cargar sobre tu espalda más trabajo del que puedas resolver sin comprometer tu bienestar.
6. Dedicar más tiempo a estar con nosotros mismos.
Valoremos el tiempo que dedicamos a nuestros hobbies, a ejercitarnos, descansar y estar con nuestros amigos igual que como valoramos las horas que dedicamos al trabajo. El tiempo para uno mismo nunca debería ser el tiempo que sobra.
7. Empezar a meditar.
Tomarnos unos minutos para meditar es equivalente a encontrar un oasis de calma en medio del caos. Proponte meditar por lo menos cinco minutos al día; despiértate un poco más temprano y hazlo antes de que comience tu día. Asimismo, tómate un momento para respirar y reconectarte contigo mismo antes de ir a dormir
8. Aprender a decir “no”.
Si hiciéramos un recuento de todas las veces que hemos accedido a hacer algo que realmente no queríamos hacer, quizá el número subiría a miles. Aprender a establecer límites es aprender a respetarnos a nosotros mismos y conseguir que los demás nos respeten.
9. Aprender algo completamente nuevo.
Procura que este aprendizaje no tenga nada que ver con tu experiencia profesional; puedes aprender un idioma nuevo, tomar clases de cocina, volverte experto en jardinería… las opciones son ilimitadas.
10. Ser responsables.
Procuremos que todas y cada una de nuestras acciones –incluidas nuestras decisiones de negocios– respeten nuestros valores, los de las demás personas y el entorno. Evitemos actuar sin considerar las consecuencias.
11. Alejarse de personas negativas.
Dice el dicho “dime con quién te juntas y te diré quién eres”, y esto no podría ser más cierto. Las personas que te rodean, tanto de tus círculos más cercanos como de los lejanos, influyen enormemente en tu estado de ánimo y tus actitudes frente a la vida. Rodearte por personas positivas, que te inspiren a mejorar, es un asunto de primera necesidad.
12. No ser tan exigente con uno mismo.
Permítete fallar. Reconoce tus límites. Comprende que no tienes que demostrarle nada a nadie, que lo único importante es encontrar un punto de equilibrio que te permita ser feliz.