Waymo
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Los abogados de , la filial de Alphabet/Google que acusa a Uber de robarle tecnología de conducción autónoma, acusaron este lunes al exjefe del servicio de alquiler de automóviles con chofer, Travis Kalanick, de haber elegido "hacer trampa" .

Kalanick "decidió invertir fuertemente en la conducción autónoma" y en el 2015 "decidió que ganar era más importante que la ley cueste lo que cueste", dijo Charles Verhoeven, uno de los abogados de Waymo, en el inicio del juicio en un tribunal federal en San Francisco, California.

Waymo reclama más de US$ 1,000 millones a .

"Él tomó la decisión y esa decisión fue hacer trampa", insistió, con extractos de correos electrónicos y mensajes de texto como apoyo. Según él, Uber se dio cuenta de que era "incapaz de ponerse al día" con la conducción autónoma, una tecnología en la que Waymo dice estar "muy adelantado" desde hace varios años.

Conocido por su temperamento impetuoso y sus métodos poco ortodoxos, Kalanick, cofundador de Uber, fue obligado a renunciar en junio del 2017.

Waymo presentó una demanda el año pasado, acusando a uno de sus antiguos ingenieros, Anthony Levandowski, de haber descargado a finales del 2015 miles de documentos confidenciales que contenían secretos comerciales relacionados con la conducción autónoma, antes de fundar su propia empresa, Otto, que luego fue comprada por Uber.

"No hay complot aquí", afirmó por su parte el abogado de Uber Bill Carmody. La idea de que Uber "haya gastado cientos de millones de dólares para comprar (Otto) y recuperar secretos comerciales no tiene sentido", insistió.

Según él, Google "estaba muy preocupado" por el progreso de Uber e incluso "pensó en evitar la compra" de Otto, incluso cuando "no tenía idea de que Anthony Levandowski había descargado ningún archivo".

Para Google, se trata de eliminar a un potencial competidor, alegó Carmody, asegurando además que los archivos descargados no contenían secretos tecnológicos.

Es mucho lo que está en juego para ambos grupos, ya que la conducción autónoma se considera el Santo Grial en materia de transporte, con los principales fabricantes de automóviles y muchas empresas de tecnología embarcadas en una carrera por ser la primera en las rutas con autos sin conductor a gran escala.