El número de trabajadores infectados con el COVID-19 está aumentando, y eso hace que algunas empresas estén operando como si estuvieran en cuarentena, señala Waldo Mendoza, profesor e investigador del Departamento de Economía de la PUCP.
La situación de la economía sigue siendo crítica aun con el reinicio de actividades. ¿Cómo ve el panorama económico?
Lo que hay que preguntarse primero es qué pasó con el Perú, que hasta el año pasado se mostraba, en la región, como un país con uno de los crecimientos económicos más altos, con la inflación más baja en este siglo, entre otros, y, repentinamente, este año posiblemente seamos el país con la caída más fuerte del PBI, con el nivel de muertes por millón de habitantes de los más altos en el mundo; también con uno de los déficits fiscales más altos de la región.
¿Y cuál es la respuesta?
Bueno, el factor R (que nos dice a cuántas personas puede afectar, en promedio, un infectado con el COVID-19), si es mayor a 1 indica que los contagios se van a propagar de manera exponencial, si es 1 la epidemia no explota y si es menor a 1 la epidemia tiende a desaparecer. Entonces, todo el esfuerzo del sistema sanitario es procurar que este factor R se ponga por debajo de 1.
¿Cómo se logra eso?
El factor R tiene tres componentes. El más importante es el parámetro beta (B), el cual mide las tasas de contacto, con cuántas personas se contacta un infectado, y también mide la probabilidad de que una persona se infecte. Reducir este B es la clave de casi todas las políticas de reducción de la epidemia en el mundo.
¿Cómo se reduce la tasa de contactos?
El instrumento más conocido para evitar el contacto con contagiados es la cuarentena, y para disminuir la probabilidad del contagio, usar la mascarilla, lavado de manos y distanciamiento social. Pero hay otro componente en R, que es la duración del contagio, que es una variable más biológica sobre la que no se puede hacer mucho.
¿Y cuál es el tercer factor que contiene R?
Es el componente que mide la fracción de susceptibles al contagio, respecto a la población total, que al inicio de una pandemia es 1, pero luego se va reduciendo porque la población adquiere inmunidad, y cuando ya es muy pequeña se alcanza lo que se conoce como la inmunidad de rebaño y la pandemia desaparece.
Entonces, todo se concentra en reducir B. Y para ello el Perú, por sus limitaciones, eligió la cuarentena, acompañada por la mascarilla, distanciamiento, entre otros.
Pero hay quienes dicen que la cuarentena no funcionó en el Perú, estamos entre los países con mayores contagios…
La gente dice que la cuarentena no funcionó, pero los números muestran que sí funcionó. El factor R a inicios de la epidemia, en marzo, estaba entre 2.5 y 3. Es decir, en ese momento una persona contagiaba a 3 y estas tres a 9 y así la tasa de crecimiento de los contagios era exponencial; hacia abril el R se había reducido aproximadamente a 1.5; en mayo estaba en 1.2, y hacia fines de junio, estaba entre 0.7 y 0.9, es decir debajo de 1.
Pero acá se vio el gran dilema entre salud y economía: bajaste el factor R, paraste relativamente la epidemia (que también se ve en el número diario de contagios y de fallecidos, que cuando se estabilizan es como si R estuviera en 1 y se logra la meseta), íbamos en el camino correcto, pero la economía se paralizó y ahí están las cifras de caída del PBI de marzo, abril, etcétera.
Pero era de esperarse esa caída si no había producción…
Así es, porque la producción depende de varios factores, de la tecnología, del stock de capital y de la mano de obra. Pero a esta última en el contexto de la pandemia, hay que definirla como ‘mano de obra disponible durante una pandemia’, es decir aquellos que pueden trabajar y no están en cuarentena. Entonces, con la cuarentena esta mano de obra disponible se redujo sustancialmente y la producción y empleo colapsaron. Eso es lo que vimos en marzo, con una caída del PBI de 16%, en abril (-40%) y mayo (-33%). Y el empleo, que demora un poco en caer, cayó en marzo 1%, en abril 25%, en mayo 47% y en junio 55%. Es decir, se ve un colapso macroeconómico.
Y las perspectivas tampoco son buenas…
Así es, las proyecciones indican que el PBI caería este año 12% (Banco Mundial), 14% (FMI y Macroconsult), 18% (Bruno Seminario y Pastor). Entonces, hay una vinculación teórica clara entre epidemia y economía.
¿Fue esta situación la que llevó a terminar la cuarentena?
Fueron tres factores los que llevaron a levantar la cuarentena. Uno fue la creencia de que se había alcanzado una meseta y, efectivamente, se había alcanzado; dos, las cifras del PBI y del empleo habían colapsado; y, tres (que es posiblemente uno de los aspectos que se le pueden criticar al Gobierno) el sistema de bonos, que debería haber acompañado a una cuarentena generalizada como la que tuvimos; no funcionó bien, el dinero llegó tarde y no en el volumen apropiado.
¿Se hizo bien en levantar la cuarentena rígida a fines de junio?
Solo como un ejercicio podemos pensar qué hubiera pasado si la cuarentena duraba un mes más. Posiblemente ese factor R habría seguido bajando y se habría hecho más pequeño. Efectivamente el R estaba cerca de 1, se había estabilizado el número de infectados y de fallecidos por día, pero a un nivel alto, incompatible con nuestro sistema sanitario. Pero se decidió darle fin a la cuarentena, porque se asumió que la salud ya estaba más o menos y la economía estaba muy mal; se decidió ponerle énfasis a la economía, y se inició con la reanudación gradual de las actividades económicas.
Y ahora el problema es que los contagios y muertes han subido y se habla de un rebrote...
Al momento de levantar la cuarentena, ya teníamos la experiencia mundial de que en todos los países donde se levantó la cuarentena hubo un rebrote del COVID-19, sabíamos el riesgo que eso podía tener. En este momento estamos con ese riesgo latente. Seguramente las cifras del PBI de junio serán mejores que las de mayo y las de julio mejores que las de junio, y el empleo también se recuperará un poco; es decir una ligera mejora de la economía, pero el factor R ha vuelto a subir.
¿Qué tanto ha subido la tasa de contagios (factor R)?
Lamentablemente no ha subido poco y lo vemos también en el número diario de infectados, que ha vuelto a subir, y de fallecidos. El factor R está entre 1.2 y 1.5, aproximadamente. Es la tasa que teníamos en abril. Es decir, hemos retrocedido casi 5 meses en el combate a la epidemia. Y en este momento estamos ante un problema porque ya vemos que el sistema de salud está colapsado, no se puede negar eso, es evidente. Y tenemos una economía que está recuperándose, pero está apareciendo un nuevo riesgo.
¿Cuál es ese nuevo riesgo?
Que la mano de obra disponible en una situación de pandemia, si bien ha aumentado con la finalización de la cuarentena (generalizada), lo que se está notando es que el número de trabajadores infectados con el COVID-19 está aumentando y eso hace que algunas empresas estén operando como si estuvieran en cuarentena, porque no pueden utilizar a sus trabajadores infectados.
Entonces, yo creo que estamos en el momento más difícil de todos estos años, en el que, por un lado, vemos cómo colapsa el sistema sanitario y, por otro lado, vemos que la economía se recupera muy despacito.
¿Qué viene hacia adelante en este contexto?
Un escenario clarísimo es que este sistema actual de cuarentena focalizada claramente ha fracasado, no hay manera de decir que no cuando se ven las cifras de infectados y de fallecidos por día, o el factor R.
¿Y cuál es la salida?
En ese campo, lo único que puedo decir es que con este sistema sanitario que tenemos actualmente y si sigue el sistema de cuarentena focalizada, el factor R va a seguir subiendo, también el número de infectados y muertos por día. Y eso, a la larga, hará que los trabajadores infectados aumenten, y eso puede incluso paralizar la economía, aun sin cuarentena.
No tengo las herramientas para decir qué hacer, pero como lo estamos haciendo hasta ahora, no hay futuro. Alguien en el Ministerio de Salud tiene que dar una salida, tiene que ser algún tipo de política que baje la tasa de contactos (B), también la probabilidad de contagios, pero está claro que el sistema actual de cuarentena focalizada no funciona, ha fracasado y nos puede llevar al colapso.
¿Volver a la cuarentena rígida es una opción?
Tiene que ser un esquema inteligente que no nos lleve a una cuarentena generalizada, porque, por distintos motivos, es complicado pedirle a la población volver a una cuarentena de ese tipo. Pero algo de eso se tendrá que hacer, porque si la salud se sigue deteriorando, a la larga, será imposible que la economía salga adelante.
Aún falta el choque externo
Waldo Mendoza advierte que si bien cuando un país no puede producir (porque está en cuarentena) no importa cómo esté el mercado internacional para nuestros productos de exportación, cuando se empiece a producir en niveles normales, la pregunta relevante será dónde está la demanda. “Es decir, el choque que tenemos ahora en la economía es interno (pandemia) y externo, pero el choque externo ahora no se ve. Y cuando salgamos de la cuarentena y empecemos a producir, vamos a ver cómo un mercado internacional deteriorado nos puede afectar”, dijo.