Redacción Gestión

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(AFP) El presidente Nicolás Maduro decretó "estado de emergencia" ante la crisis económica que asfixia a Venezuela, poco antes de rendir cuentas de su gestión ante un parlamento de que busca sacarlo del poder, un acto inédito en 17 años de gobierno chavista.

Este mismo viernes el Banco Central reveló que la inflación acumulada entre enero y septiembre del 2015 fue de 108.7%, la primera cifra oficial de ese índice que se conoce desde diciembre del 2014.

El decreto, que regirá por 60 días, permitirá al gobierno disponer de bienes de empresas privadas para garantizar el abastecimiento de productos y fijan límites al ingreso y salida de moneda local en efectivo, anunció el ministro de Economía, Luis Salas.

"Son medidas tomadas para proteger al pueblo y no para ir en su contra", dijo el ministro en su mensaje trasmitido por televisión, para enfrentar lo que el gobierno considera una "guerra económica" de la derecha, apoyada por Estados Unidos, para generar un quiebre institucional.

El presidente de la Asamblea, Henry Ramos Allup, había desacreditado de antemano el decreto, al afirmar que "la crisis no es superable con este gobierno". "Es un modelo fracasado", dijo el legislador, quien pone entre las prioridades de la agenda opositora una amnistía para presos políticos y reformas económicas.

Maduro anunció el decreto como un conjunto de medidas para impulsar la producción y bajar la dependencia casi total del petróleo, fuente del 96% de divisas, que esta semana cerró en US$ 24.38 por barril, el precio más bajo en los últimos 12 años.

El país con las mayores reservas de crudo del planeta sufre un severo desabastecimiento que genera largas filas que exasperan a los venezolanos.

"A los que están en las colas, a los que tienen problemas para acceder a las cosas, estamos trabajando para ellos", dijo Salas, considerado del ala radical de izquierda.

Maduro sostiene que el país está en una "tormenta" económica de la que sólo puede salir "con más socialismo", frente a un "parlamento burgués" que busca imponer su "modelo neoliberal" de privatizaciones y acabar con las conquistas sociales de la revolución.

"Si el discurso es el mismo (guerra económica, imperialismo, controles, amenazas), lo único distinto que pueden ser los resultados es que sean peores", advirtió el economista Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.

Analistas independientes recomiendan la unificación de los tres tipos de cambio más el del mercado negro 125 veces mayor que la tasa más baja oficial, la eliminación del control de precios, aumentar el precio de la gasolina que es casi regalada en este país, estímulo a la inversión privada y reducción del gasto público.

"El presidente tiene que hacer ajustes pero no aislados, tomar decisiones sobre cómo va a resolver el déficit de 22%. Este año la contracción económica debe estar en 6.8% y podría ser peor", anotó el economista José Casique.

Cambiar el gobiernoLa esperada alocución del presidente ocurre en medio de una crisis institucional desatada tras la instalación hace diez días de la nueva Asamblea Nacional.

El fragor del debate en estas dos semanas llegó al punto que Ramos Allup un antichavista radical debió enviar a Maduro un mensaje a través de su esposa Cilia Flores para asegurarle que será recibido con respeto.

Maduro entrará al hemiciclo para dirigirse por primera vez ante una bancada opositora que desde el día en que tomó el control del parlamento anunció que irá tras una vía legal para "cambiar el gobierno" y a la cual acusa de planear darle un "golpe de Estado".

Su asistencia estuvo en duda debido a que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) había declarado el lunes en "desacato" al parlamento y anulado sus decisiones por haber juramentado a tres diputados opositores que, acusados por el oficialismo, están suspendidos mientras son investigados por supuesto fraude electoral.

Pero la oposición debió retroceder el miércoles acatando la decisión del TSJ.

Los venezolanos han vivido con preocupación ese primer capítulo del choque de poderes. "Ya no sé qué va a pasar aquí. Esto sigue empeorando y empeorando y ahora menos lo van a arreglar porque se están peleando por la Asamblea", dijo a la AFP Juan Molina, un vigilante de 44 años.

Los analistas temen que el enfrentamiento postergue la atención de la crisis, prioridad de los venezolanos.