Redacción Gestión

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Venezuela está viviendo una de las peores crisis económicas de su historia, casi a niveles de la que resistían los países latinoamericanos en la década de 1980. Los datos oficiales dan cuenta que la situación es más grave que la que están viviendo países en estado de guerra.

Un solo dato grafica el pésimo momento que atraviesa la población venezolana: la inflación en los primeros nueve meses del 2015 fue de 108.9%, mientras que la anualizada se eleva a 141.5%, según las estadísticas oficiales del Banco Central (BC). Sin embargo, consultoras privadas estiman que la inflación acumulada en 2015 superó el 200%.

Sea uno u otro el índice, lo cierto es que la inflación de Venezuela supera a la de países en estado de guerra, como Sudán del Sur, que registró 109%, Ucrania, 43.3%, y Siria, 39.7%, dice el diario caraqueño El Nacional, que cita al Banco Mundial, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y Trading Economics.

El país está viviendo desde el viernes último en emergencia económica, medida que autoriza al Poder Ejecutivo a disponer de bienes del sector privado para garantizar el abastecimiento de productos básicos, en grave escasez, aunque no precisa si pagará por usar esos recursos. También ha limitado el ingreso y salida de moneda local en efectivo.

Además, del alto nivel de la inflación en el periodo enero-setiembre del 2014, en el mismo periodo se contrajo el PBI nacional en un 4.5%, y consultoras privadas afirman que escasean dos tercios de los rubros básicos.

Durante la presentación de su informe anual de gestión ante el nuevo Parlamento de mayoría opositora, el viernes último, Maduro reportó una reducción de más del 70% del ingreso de divisas en poco más de un año, principalmente por la dramática caída de los precios del petróleo, del cual el país obtiene 96% de sus divisas.

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