De todos los puestos de trabajo disponibles en Estados Unidos, este era el más importante. El 22 de noviembre, el presidente Joe Biden anunció que ratificará a Jerome Powell como presidente de la Reserva Federal (Fed) cuando su periodo actual expire en febrero próximo. Luego de un prolongado proceso de selección, fue tranquilizador que Biden haya tomado la decisión obvia, pues optó por un firme par de manos en tiempos de peligro económico.
Powell deberá hacer frente a dos grandes desafíos. El primero, y de lejos el más acuciante, será cómo domar la inflación, que en estos momentos se sitúa en su tasa más elevada en más de tres décadas. El banquero central fue merecidamente elogiado por haber liderado una potente respuesta a la desaceleración de la economía estadounidense inducida por la pandemia, el año pasado. Retirar los estímulos será más insidioso.
En lugar de optar por subir las tasas de interés, Powell se ha comprometido a ponerle fin a las compras mensuales de bonos que realiza la Fed, las que ayudaron a revitalizar la economía estadounidense durante los últimos 20 meses. En noviembre, la Fed comenzó a reducir esas compras, y según lo programado, dejará de hacerlas para junio del 2022. Esto significa que un primer incremento de las tasas de interés está, como mínimo, a medio año de distancia.
Por consiguiente, la pregunta inmediata para Powell es si es posible reducir más rápidamente las adquisiciones de bonos. En la actualidad, incluso si la Fed está reduciendo esas compras, sigue inyectando dinero en efectivo al sistema financiero cuando el mercado bursátil está cerca de registrar picos récord. Es más, una finalización más temprana en la disminución de esas compras le brindaría a la Fed más opciones. Si bien no necesitará comprometerse a elevar las tasas de interés para principios del próximo año, sí será sensato tener esa alternativa en el menú.
No obstante, será necesario que Powell se arme de valor para hacerlo. “Si repentinamente tienes un nuevo cronograma de reducción de compras y este tiene claras implicancias sobre las tasas de interés, es como tirar los dados con respecto a la reacción del mercado”, señala Krishna Guha, vicepresidente de la consultora Evercore ISI. Pero mantener la disminución gradual de las compras cuando hay una inflación galopante también es una apuesta arriesgada.
El rol del banco central
El otro gran reto para Powell será cómo definir el papel de la Fed como banco central en medio de demandas crecientes para que lo haga. La candidata alternativa para presidir la entidad era Lael Brainard, miembro de la junta de gobernadores de la entidad, quien tenía el respaldo del ala progresista del partido Demócrata. Biden la ha nominado como próxima vicepresidenta de la Fed, incrementando así su influencia. Ella y Powell tienen distintos puntos de vista en torno a tres cuestiones que están saltando a un primer plano.
La primera es que, bajo el mandato de Powell, la Fed ha retirado paulatinamente las reglas más onerosas que fueron implementadas para el sistema bancario tras la crisis financiera global de 2007-2009. Esta desregulación le ganó a Powell la animosidad de políticos demócratas de izquierda, y Brainard votó con regularidad en contra de relajar esas reglas. Ahora que ella tendrá el segundo cargo más importante en la Fed, la señal es que la regulación podría endurecerse.
La segunda cuestión es el cambio climático. Powell ha dicho que el calentamiento global impone riesgos económicos, pero que no es un factor muy importante con relación a las decisiones que toma la Fed como banco central. Ese argumento es justificable: la entidad debe dejar el tema del medio ambiente, en términos generales, a otras áreas del Gobierno. Pero Brainard quiere que el clima figure con mayor visibilidad en los cálculos de la Fed. Powell deberá adaptarse a tal demanda.
De manera similar, Brainard ha hecho llamados para que la Fed emita, en su papel de banco central, una “divisa digital”, con el objetivo de asegurar que el dólar siga siendo la divisa global predominante. La postura de Powell al respecto es que la Fed estudie el asunto con mayor profundidad y afirma que es mejor hacerlo de manera adecuada que ser los primeros en emitir una divisa digital. Pero ahora ya no tendrá que preocuparse por ser primeros: China ya está bastante más avanzada que Estados Unidos en esa competencia digital.
En resumen, Powell tendrá una nutrida agenda para su segundo periodo al frente de la Reserva Federal. En el primer lugar de la lista figura el apaciguamiento de la inflación sin que ello provoque el colapso de la economía estadounidense. Es momento de poner manos a la obra.
Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez
© The Economist Newspaper Ltd, London, 2021