La revista Fortune advirtió que la Reserva Natural de Paracas de Perú, uno de los mayores tesoros ecológicos del mundo, está amenazada por un grupo de empresarios que buscan transportar concentrado de mineral en el área natura protegida. “El destino de la Reserva de Paracas, está en juego”, alerta.
Recuerda que en 1975, el gobierno peruano la declaró como reserva nacional a Paracas, conocida por su riqueza de fauna salvaje, que incluye ballenas, leones marinos, delfines y una variedad de aves exóticas como flamencos, cóndores y pingüinos, así como por un puñado de animales en peligro de extinción, incluido el mar verde. tortuga y la nutria marina.
Pero la Reserva de Paracas no es solo un paraíso natural en términos de diversidad biológica. También es patrimonio arqueológico de una de las culturas precolombinas más notables de América, los Paracas, cuyos textiles antiguos se exhiben en muchos de los museos más famosos del mundo.
“Esta gama de características ha convertido a Paracas en el segundo destino turístico más popular en Perú, solo por detrás de Machu Picchu en Cuzco”, refiere.
No obstante, para Fortune por incomprensible que parezca, la reserva ahora está en peligro debido a la intención de un consorcio de transportar y exportar concentrados de cobre y zinc a través del Puerto de San Martín.
“Este puerto, ubicado en la Bahía de Paracas en la zona de amortiguamiento de la reserva, ha sido adjudicado por el gobierno nacional en concesión a Terminal Portuario Paracas (TPP)”, anota.
Una zona de amortiguamiento es el espacio vecino o inmediatamente contiguo al área protegida.
Según la ley peruana , estas zonas están sujetas a un tratamiento y restricciones especiales para proporcionar una capa adicional de protección a las áreas que rodean.
“Sin embargo, el gobierno peruano llevó a cabo un proceso de licitación en 2014 para el Puerto de San Martín con el objetivo de modernizarlo, en lugar de mantener su impacto al mínimo”, apunta.
En este proceso de licitación, el contrato se adjudicó a un consorcio formado por la empresa española Servinoga, que se especializa en comercio marítimo, y las empresas brasileñas Pattac y Tucumann, que se centran en operaciones logísticas y terminales portuarias. Este consorcio actualmente administra el puerto a través de la empresa Terminal Portuario Paracas (TPP).
“Inicialmente, el puerto no pudo operar después de que las agencias reguladoras plantearon múltiples objeciones a la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) de TPP, que no pudo probar que no se causarían daños irreversibles a la Reserva de Paracas. Después de que Pedro Pablo Kuczynski ganó las elecciones presidenciales de Perú en 2016, se aprobó la EIA, a pesar de que las objeciones planteadas en ese momento no habían sido rectificadas. Dos años después, en 2018, TPP decidió solicitar una enmienda a su EIA para poder manejar y exportar minerales, que tendrían que ser transportados directamente a través de la Reserva de Paracas debido a la ausencia de cualquier otra forma posible de acceder al puerto”, remarca.
En 2019, la autoridad ambiental peruana rechazó la solicitud, pero TPP apeló la decisión. En los próximos días, esta autoridad deberá emitir su decisión sobre si aprobar o rechazar la nueva EIA, que incluye la construcción de un área de almacenamiento de concentrado de mineral.
La empresa afirma que utilizarán tecnología que evitaría cualquier tipo de contaminación (por ejemplo, contenedores cerrados, camiones herméticos y almacenamiento con presión negativa). “Pero el mero aumento en el tráfico de vehículos pesados a través de la reserva, a través del cual conducirían hasta 13,000 camiones llenos de concentrado de mineral cada año, ya representa una fuente innegable de ruido y contaminación visual”, sostiene Fortune.