Tras la rebaja en la calificación crediticia al Perú por Standard & Poors, Constanza Pérez Aquino, directora asociada de Riesgo Soberano y Finanzas Públicas de S&P Global Ratings, conversó con Gestión sobre sus expectativas.
Si uno mira las cifras de deuda en la región diríamos que Perú tiene un bajo nivel de deuda sobre el PBI frente a otros países, y que el déficit fiscal estuvo por debajo de la meta del año pasado y este año es aún más bajo, ¿por qué en este escenario terminamos con una rebaja de calificación?
La calificación está compuesta por varios factores, la parte fiscal y de deuda es uno de los cinco componentes; otro elemento importante es la evaluación institucional, y ahí es donde hicimos un cambio, esa fortaleza institucional que se basa en la capacidad que tienen los gobiernos de asegurar el crecimiento económicos sostenido, de tomar las políticas que se tiene que tomar para asegurar que eso suceda.
El Perú tiene varias fortalezas, en la parte fiscal, en la resiliencia externa, en la evolución monetaria, y eso explica porque la calificación, más allá de que haya bajado un escalón, sigue siendo bastante alta, solo superada por Chile que tiene la calificación más alta, luego siguen Perú y Uruguay con BBB con perspectiva estable.
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¿Y por qué la parte institucional es la más débil?
Habíamos visto una consistencia a lo largo de muchos gobiernos, incluso con algo de volatilidad política en los últimos años. Siempre dijimos que los resultados se veían fuertes y Perú había logrado tener un crecimiento económicos superior a la región con la fortaleza fiscal, pero sí creemos que, en la parte institucional, las tensiones entre el Ejecutivo y el Congreso se han exacerbado un poco en los últimos meses, el escenario político está generando algún tipo de impacto y está limitando el crecimiento económico, entonces ahí es donde hicimos un ajuste.
¿Qué tanto limita al crecimiento este escenario político?
Lo que vemos es esta parálisis política que se ha acentuado en esta administración y que creemos limita las perspectivas de crecimiento. Perú es un país que tiene un PBI per cápita comparativamente bajo con la región, con países de similar calificación.
¿Y eso podría mejorar?
Creemos que Perú podría crecer más si el ambiente político estuviera en una situación más estable; no contemplamos cambios radicales en las políticas, pero sí hay algo menos de visibilidad en el plan de mediano plazo y en la implementación. Con tanta fragmentación es difícil pensar en realizar reformas estructurales que le den un impulso al crecimiento económico potencial, entonces por todos estos elementos creemos que no son favorables para el ambiente de inversión y crecimiento.
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Hay una vulnerabilidad en la deuda que mencionan…
Si bien la deuda se ha mantenido a niveles moderados, algo más altos que la prepandemia, en la composición vemos algo más de vulnerabilidad y eso se explica por el financiamiento externo que obtiene Perú en el 2020 y 2021 que aumentó su exposición en moneda extranjera pasando del 30% al 50%; y de otro lado, la tenencia de deuda peruana ahora recae en los no residentes, que poseen alrededor del 70% del total de la deuda.
Por un lado, es positivo que los mercados respondieran en la emisión de deuda de Perú, pero para nosotros que el 70% de la deuda esté en manos de no residentes puede ser una vulnerabilidad potencial en casos de crisis.
¿Cómo se llegó a esa situación?
Se debe a que las AFP dejaron de tener deuda en moneda local, tras los retiros de sistemas de pensiones. Con los retiros se ha perdido la capacidad de absorción local de los títulos de gobierno desde las AFP. Entendemos que el MEF tiene planes para solarizar la deuda hacia adelante, pero dadas las necesidades más limitadas de financiamiento por ahora, eso podría llevar algo más de tiempo.
En la parte institucional, hay una serie de cuestionamientos en nombramientos de ministros y otros funcionarios, por la idoneidad en los cargos…
Más allá de opinar de funcionarios, nos concentramos en los resultados; y en qué medida este gobierno, esta administración, puede mostrar signos de estabilidad, de un plan claro de mediano plazo, del que ya hemos mencionado.
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Esta situación lleva a interpelaciones de ministros, censuras y hasta mociones de vacancia del presidente…
Sí creemos que el enfrentamiento entre el Gobierno y el Congreso y los cambios de ministros generan una inestabilidad, que es un costo de oportunidad del crecimiento potencial del Perú.
¿Cuánto ha socavado el PBI potencial del Perú ante esta inestabilidad?
En el informe comunicamos nuestras proyecciones de crecimiento del PBI de 2.5% para este año y hacia adelante en torno al 3% de crecimiento. Dentro de ese 2.5% los motores van a ser el precio alto del cobre, con proyectos que empezarán a producir, eso impulsará en la parte externa.
¿Y en la inversión privada?
En la inversión estamos proyectando una caída en la inversión privada y parte está explicado con una comparación del 2021 cuyo nivel fue alto, y porque creemos que en el sector privado habrá una cierta cautela a la hora de tomar una decisión de inversión, por ejemplo, de expandirse, y eso sigue siendo una preocupación para el sector privado por la volatilidad política que podría limitar la inversión privada.
¿Se podría acentuar más?
Ahí entra en juego la resiliencia de la economía peruana, esta es una proyección base y lo que queremos mostrar es que esperamos un crecimiento económico un poco más moderado. No esperamos una recesión. Perú podría crecer más sin inestabilidad política y eso es lo que estamos incorporando en la proyección.
¿Qué tanto nos puede afectar el factor externo, en medio de la guerra y alza de los commodities?
El impacto está en el lado de la inflación que está hacia arriba y genera impacto en los combustibles. Nuestra expectativa es que la inflación -obviamente habrá que monitorear cuánto dura el conflicto- vaya bajando en el 2023 y que vuelva al objetivo del BCR.
En el informe dicen que este escenario podría cambiar en dos años o antes ¿qué les haría llevar a una mejor calificación o a otra rebaja?
En el lado negativo, es que se continúe la inestabilidad e incertidumbre, pero la base es la continuidad en la parte fiscal. Si vemos una señal en que la parte fiscal va a estar más presionada, ahí podría darse un cambio en la calificación, pero no es el escenario base actual, y tendrían que darse varias cosas en conjunto.
Un cambio positivo, es que el Gobierno tenga una formulación más estable y predecible y una política económica fiscal, que mejora la confianza en las inversiones y el crecimiento.
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¿Qué haría que mejore la confianza de las inversiones?
Más estabilidad política y un poco más de predictibilidad frente a lo que ahora vemos, una volatilidad más limitada. Sí es cierto que los inversores no están contemplando un cambio radical, pero las cosas cambian de manera más rápida.
Los anuncios de revisión de contratos y cierre de inversiones, no los aleja más…
Más allá de la retórica, de que no se lleven a cabo, sí generan un nivel de preocupación, pero tenemos entendido que cuando escuchamos esta cosa debemos hacer una separación, y es porque Perú tiene en cierta medida una estructura institucional con frenos más radicales.
Por otro lado, los conflictos sociales, se acentúan cada vez más y eso afecta a la minería
Es un tema para resolver y no vemos como podría escalar y como un todo. Los bloqueos en Las Bambas y algunas mineras no es algo positivo y es un tema para resolver.
Finalmente, se ha cuestionado a la autoridad sanitaria y el poco avance en la vacunación ¿ven un riesgo en ello?
Un riesgo latente es que pueden darse rebrotes nuevos, pero sí creemos que en las proyecciones el efecto va a ser menor, y que ello ha sido bastante fuerte y vaya disminuyendo.