Si bien era previsible que la incapacidad del Gobierno para comprar fertilizantes iba a tener impactos negativos en la presente campaña agrícola 2022-2023, hay un factor que está causando estragos mucho mayores en los cultivos: el mal clima que trae La Niña, pero, particularmente, la sequía.
Cabe señalar que para la campaña grande de siembra, que involucra a 22 cultivos transitorios relevantes -que comenzó en agosto último y debe culminar en julio del año siguiente-, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) había previsto una contracción de las cosechas principalmente por efecto del menor uso de urea.
En esa ocasión, y de acuerdo con la Encuesta Nacional de Intenciones de Siembra (ENIS), el Midagri estimó que, por ese factor, se contraerían únicamente los cultivos de arroz (en -7.5%) y ligeramente los de maíz, pero no se afectaría la siembra de papa ni de otros productos.
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Caen zonas sembradas más de lo previsto
Sin embargo, según reveló a Gestión César Santisteban, director general de estadística del Midagri, en lo que va de la campaña agrícola 2022-2023, se ha registrado una disminución del 11% en promedio de la superficie sembrada de arroz, maíz amarillo duro, maíz amiláceo, maíz choclo, papa y quinua.
Detalló que si bien en la encuesta Encuesta Nacional de Intenciones de Siembra (ENIS) se había determinado que había una intención de sembrar 306,322 hectáreas (ha) en total a nivel nacional, en realidad hasta ahora se han sembrado 262,011 ha, es decir, 11% menos con respecto a las 324,000 ha en promedio de las anteriores cinco campañas anuales.
Santisteban subrayó que la principal causa de esta reducción, que comprende 32,400 ha menos, es fundamentalmente la sequía, que afecta diversas zonas agrícolas a nivel nacional.
Sequía golpea a diversos cultivos
En efecto, según diversos reportes del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), existe un déficit de lluvias, así como bajas temperaturas, que están afectando cultivos, en su mayor parte de papa, maíz, habas, olivo, entre otros, en la costa y sierra al norte, centro y sur del país.
Uno de esos documentos detalla que, solo por efecto de bajas temperaturas nocturnas, se prevé que estas condiciones que afectan a los cultivos antes mencionados persistan en los próximos días, incrementando el riesgo de pérdida de los sembríos, especialmente en zonas sobre los 3000 m s. n. m. de la sierra sur.
Precisa que en zonas del Cusco, Puno y Tacna se evidenciaron plantaciones de maíz, papa, haba y otros cultivos de la zona con marchitez de hojas, muerte de plántulas, retraso en la fase de emergencia y otros síntomas, debido al descenso de temperatura nocturna de hasta -7 °C.
Otro reporte de la misma entidad, adscrita al Ministerio del Ambiente (Minam), detalla que en Puno hay déficit de lluvias que han retrasado la siembra en la zona así como en todo el altiplano, incrementándose el riesgo para la campaña agrícola actual.
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Esto, sumado a las heladas, impide el crecimiento de pasturas, lo que tiene, consecuentemente, un efecto negativo en un 10% de la población de camélidos sudamericanos con el surgimiento de enfermedades.
Impacto en la papa
El mismo déficit de lluvias (sequía) se advierte en diversas zonas de Junín, lo que afecta el desarrollo de cultivos agrícolas con riego bajo secano como Tarma (una de las principales productoras de papa) y de Huayao, en los sembríos de maíz.
En la zona de Huasahuasi (también en Junín) el cultivo de papa, por esa misma causa, no llegaba al 50%, mientras en la zona productora de Curumas (en la misma región), si se prolonga el déficit de lluvias, se tendrían daños de consideración en la siembra del citado tubérculo, según el Senamhi.
La misma falta de agua estaba afectando también el cultivo de papa en zonas productoras de Cajamarca, donde los cultivos se encontraban al 35%, situación que además hace que las siembras sean susceptibles de patógenos, refirió la entidad.
En tanto, un análisis del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) advierte que la presencia del fenómeno La Niña (a la que expertos atribuyen las bajas temperaturas y la sequía) alcanzará su máxima intensidad entre noviembre a diciembre del presente, aunque esa anomalía climática aún tendrá presencia en el Perú hasta febrero del 2023.
Fertilizantes
Más allá del factor climático, para el director general de estadística del Midagri, es innegable que el alto costo de los fertilizantes (y la imposibilidad de los productores de adquirirlos) también explica esta merma en las áreas sembradas, aunque dio a entender que habría una especulación a nivel de los proveedores locales, que impide bajar su precio a los agricultores.
Santisteban explicó que si bien la urea bajó de un promedio de US$ 1,020 la tonelada a entre US$ 580 y US$ 600 la tonelada en el mercado internacional, en el Perú los proveedores (importadores) mantienen el precio alto, aun cuando al por mayor están comprando a menor precio.
Además, refirió que cuando el Gobierno anunciaba el avance en las subastas, en el país los precios de la urea empezaban a bajar, pero cuando se “caían” esos procesos, los precios de ese tipo de insumos volvía a subir.
Para Eduardo Zegarra, investigador de Grade y exjefe del Gabinete de Asesores del Midagri, la caída en un 11% de las áreas cultivadas en la presente campaña de siembra 2022-2023 resulta una cifra alta y preocupante.
En tal sentido, el experto consideró que el Midagri debe explicar (a detalle) por qué cree que la sequía es el principal factor que causa tal merma, y aseguró que tendría que analizar la estructura de la caída por regiones, detallarse qué departamentos particularmente están teniendo problemas con la sequía.
En todo caso, consideró que para evitar que el déficit de cultivos afecte a los consumidores, la menor producción prevista se podría paliar con importaciones subsidiadas. Sin embargo, observó también que esa solución puede deprimir los precios al productor e incrementar la pobreza agraria.