Hasta hace tres años, recuerda Elkin Vanegas, de Quicornac S.A.C., empresa que lidera los envíos peruanos de maracuyá, el Perú era el primer exportador mundial de la denominada fruta de la ‘pasión dorada’. Hasta que fue desplazado por Vietnam gracias a su estrategia de producción y ventas al Asia.
Y es que la principal barrera para que Perú eleve su participación en el mercado internacional es todavía su capacidad productiva. Las variedades que priman en el país andino -principalmente importadas- tienen apenas un rendimiento de hasta 10 toneladas y una longevidad de solo tres años. No obstante, Perú ha ingresado a un proceso de recambio de ‘genética’ del maracuyá. A mediados del 2022, los exportadores, a través de un proyecto junto a la Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), lograron obtener los primeros 100,000 plantines de buena calidad genética producto de una selección, entre las mejores 50 accesiones se escogieron solo 10 para luego clonarlos, explicó la ingeniera Elena Rojas, investigadora del INIA.
De ese primer grupo -que se instaló en cinco regiones, como Áncash, Piura y el norte de Lima-, se espera obtener la primera producción para febrero o marzo de este 2023. “Es decir, hablamos de rendimientos cercanos a las 30 toneladas, una longevidad superior a los tres años y un brix (dulzor) mayor a 16, características que busca el mercado internacional”.
Asimismo, el Instituto tiene previsto reproducir otros 100,000 plantines este año, aunque dependerá del presupuesto que asigne el Gobierno. El año pasado solo desembolsó el 1% de los S/94 millones asignados al proyecto de investigación.
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Cuánto se invierte y gana
A la par de la mejora genética, los buenos precios acompañan al maracuyá en el mercado nacional -en el que llega a S/4 el kilogramo- e internacional (con 42 destinos abiertos). “Pero lo que falta es más producción. Hay fábricas procesadoras que están operando solo al 50% de su capacidad”, insiste Vanegas, actual presidente del Comité de Frutas y Hortalizas de Adex.
Y su voz tiene eco. Perú pasó de tener 2,000 hectáreas en el 2012 a casi 6,000 al cierre del 2022. Pero, según Vanegas, la frontera agrícola se expandirá en 1,000 hectáreas adicionales este 2023, principalmente al norte -si uno va por la ruta a Caral, verá el campo lleno de instalaciones nuevas de maracuyá-, aunque también se ha comenzado a sembrar en algunas zonas con cierta altura. “El maracuyá se puede instalar hasta los 2.100 metros sobre el nivel del mar”, afirma la investigadora Rojas.
Datos compartidos por Agrobanco a gestion.pe también reflejan el mayor interés por producir maracuyá -y otros frutos exóticos como la granada y fresa- en el país. En el 2016 el ticket promedio de préstamo que solicitaba un pequeño productor era de S/6,000 para financiar maracuyá (sin contar equipamiento); al 20 de diciembre del 2022, el ticket promedio subió a S/9,500 (llegó a S/10,000 en 2021), desembolsando en total -a nivel de banco- S/2 millones 710,000.
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Según el representante de Adex, la inversión para la instalación de una hectárea de maracuyá puede llegar hasta en US$ 25,000, dependerá principalmente del paquete tecnológico y del sistema de riego. Cabe indicar que el 90% del costo representa prácticamente las plantas de la fruta de la ‘pasión amarilla’. Se estima que entre 18 y 24 meses el productor recupere su inversión.
“La ventaja de esta fruta es que puede producir todo el año en el norte del país, y en el centro-sur hasta setiembre. Los picos altos de producción se dan entre junio y julio”, detalló.
Cabe indicar que, a la fecha, el 60% de la producción nacional de maracuyá se destina al mercado interno. Y del 40% que va a la exportación, el 60% es producto procesado en pulpa y jugo; también en aroma, etc.
Para el 2025, el INIA proyecta liberar la primera variedad de maracuyá criolla mejorada. Esta investigación permitirá que los productores pueda sembrar semillas. Por el momento, para mantener la calidad genética, se ha optado por el método de injertos, lo que ha permitido que incluso se use maracuyá morada como base para un mejor rendimiento en la selva.
“El mundo tiene la capacidad de recibir el maracuyá que Perú produzca. Hoy, en China, solo tres de diez consumidores están accediendo a maracuyá. Ahí tenemos un potencial interesante”, asegura Vanegas.