Desde hace más de una década, los inversionistas en acciones latinoamericanas han visto cómo el valor de sus carteras se ha ido reduciendo lentamente. Desde el máximo, en los días de bonanza de principios del 2008, hasta el mínimo al comienzo de la pandemia, el índice de referencia regional MSCI sufrió una impactante caída del 73% en términos de dólares.
Ahora, 14 años después de que se estableciera aquel récord histórico, el mercado por fin empieza nuevamente a dar señales de vida.
La chispa es la misma hoy que entonces: el auge de la demanda mundial de las exportaciones de petróleo, cobre, soja, maíz y mineral de hierro de la región. La invasión rusa a Ucrania no ha hecho más que reducir la oferta mundial de materias primas clave, impulsando con ello aún más los precios y generando un flujo constante de dólares que está dando vida a economías que llevan tiempo estancadas, desde México hasta Brasil.
El resultado: el índice regional de MSCI, conocido como MXLA, ha subido un 26% en el primer trimestre, su mejor comienzo de año desde principios de la década de 1990.
Los retornos son aún más impresionantes si se comparan con los del mercado bursátil estadounidense, que ha caído un 3.7%, los de Europa Oriental, que ha descendido un 5.6%, y los de los mercados emergentes en general, que se han desplomado un 6.7%.
Es una pequeña retribución para el contingente de incondicionales latinoamericanos que han soportado año tras año pérdidas, o ganancias marginales, mientras las acciones del resto del mundo se disparaban. Y es una señal de que, si el actual repunte de las materias primas es realmente el comienzo del segundo superciclo del siglo, como creen muchos expertos, es posible que haya muchas más ganancias por delante.
“Seguimos siendo optimistas sobre la región”, dijo Pablo Riveroll, director de renta variable latinoamericana de Schroders en Londres. El crecimiento de las exportaciones de materias primas, señala, está apuntalando las tambaleantes monedas de la región, aumentando las arcas fiscales y ayudando a controlar un brote de inflación que ha reducido el poder adquisitivo de los consumidores. Las valoraciones de las acciones “todavía son atractivas”, dice.
Las ganancias provienen de toda la región.
En Brasil, el índice de referencia se ha disparado más de 30% en dólares en el trimestre. En Chile, Colombia y Perú, han subido más de 20%. Los bancos, las empresas mineras y las petroleras lideran las alzas. Incluso en Argentina, que lleva mucho tiempo con problemas, las acciones han ganado un 1%. Riveroll es optimista sobre el país, y dice que ve “cierto profundo valor”.
Argentina es quizás el país que mejor represente el atolladero económico que se produjo en toda la región cuando el último auge de las materias primas se desplomó hace una década. Las recesiones se acumularon, las monedas se hundieron y la pobreza aumentó, y todo ello incluso antes de que se produjera la pandemia. Algunos empezaron a referirse a ella como otra década perdida para la región.
Un nuevo revés de las materias primas podría, por supuesto, acabar con el incipiente impulso de las economías de la región y, por extensión, también de las acciones.
Pero para un número creciente de inversionistas y analistas, las valoraciones baratas de las acciones hacen que el riesgo valga la pena. El índice MXLA se cotiza a 8.5 veces las ganancias futuras, por debajo de su promedio histórico de 10 años de 12.7 veces, según datos de Bloomberg.
La región “parece estar lista para embarcarse en un nuevo ciclo de crecimiento”, escribieron la semana pasada en un informe estrategas de Bank of America dirigidos por David Beker.
Brasil lidera
Los inversionistas extranjeros han impulsado el repunte en Brasil, el mercado más grande de la región, invirtiendo 90,000 millones de reales (US$ 19,000 millones) en acciones en los primeros tres meses.
Se espera que el índice bursátil Ibovespa gane otro 8% para fin de año, hasta alcanzar los 130,000 puntos, según la estimación media de una encuesta realizada por Bloomberg entre 13 profesionales. Sus objetivos oscilan entre 115,000 y 144,000.
Ahora que el presidente del banco central, Roberto Campos Neto, habla de poner fin al ciclo de aumentos de tasas en mayo, los inversionistas se preguntan si ha llegado la hora de salir de las empresas vinculadas a las materias primas, que han liderado las alzas, e invertir en acciones más expuestas a la economía nacional.
“No queremos prolongar nuestra posición larga en acciones productoras de materias primas” en Brasil, escribió el estratega de Morgan Stanley Guilherme Paiva en un informe este mes. Los activos de riesgo deberían beneficiarse de un “plan de política macroeconómica relativamente ortodoxo” y del inicio de un ciclo de relajación monetaria después de las elecciones de este año, dijo Paiva, quien ha favorecido a Brasil y Chile dentro de la región.
Riesgos persistentes
Algo similar ha sucedido en Chile, donde la mayor parte del repunte se explica por el productor de litio SQM SA, que recibió un impulso de la guerra mientras la gente se enfoca en las opciones de electromovilidad, dijo Gutenberg Martínez, gerente de inversiones de la administradora de activos con sede en Santiago Quest Capital.
Sin embargo, obtener más ganancias puede ser más difícil.
Los inversionistas en Chile están trasladando su atención a los riesgos políticos, ya que Chile se encuentra en proceso de redactar una nueva Constitución que ha incluido debates de propuestas como la nacionalización de la industria minera. La Carta Magna debe estar lista el 5 de julio para ser sometida posteriormente a un referéndum. En Brasil, la atención podría trasladarse a las elecciones presidenciales de octubre.
En un entorno de mayores riesgos, las ganancias futuras en la región pueden depender de las materias primas.
“La perspectiva a corto plazo es bastante binaria” para la región, dijo Malcolm Dorson, administrador de cartera de Mirae Asset Global Investments en Nueva York.
“Si los precios de las materias primas se mantienen, los mercados bursátiles latinoamericanos deberían seguir recibiendo apoyo del crecimiento de las ganancias, la fortaleza de las monedas y los flujos”, dijo Dorson. “Si vemos una reducción significativa de las tensiones geopolíticas”, las acciones de gran capitalización más líquidas podrían revertir parte de la reciente fortaleza, dijo.