Debido a la pandemia, muchas piezas de teatro se cancelaron o se adaptaron a formatos digitales para sobrevivir. Así, en el 2020, el escritor y director David Ames y la productora Katherine Mancera crearon La Sangre, una productora de artes escénicas digitales que se vale de Instagram para transmitir obras teatrales en vivo. Los actores ingresan a usuarios ficticios en esta red social e inician una videollamada que el público puede disfrutar.
“Si bien la pandemia ha gatillado nuestra iniciativa, creemos que donde haya vida debe haber teatro, y hoy la vida del ser humano está en gran medida en Internet. Todo esto nos llevó a replantearnos cómo se podrían escenificar estos aspectos desde el punto de vista teatral”, explica Ames.
Desde mayo del año pasado, La Sangre ha producido doce obras virtuales, como “Hotline”, “Recontra saiko”, “Sueño lúcido”, “Aleluya” y “Cotard”, de la mano de actores como Javier Valdés, Daniela Mayuri, Alessandra Fuller y Jerónimo Bosia.
La última temporada del año irá de octubre a diciembre. El viernes 29 de octubre a las 12:00 am, con motivo de Halloween, se presentará “El club de la medianoche”, que consiste en la narración de historias de terror a través de Instagram Live. El domingo 24 de octubre, el actor Pold Gastelo dictará una clase maestra por Google Meet.
En noviembre y diciembre se presentarán cuatro obras: “Hotline: llamada de emergencia”, “El gato negro”, “El club de la medianoche” (por Navidad) y “Quiero ser presidente”.
Los resultados
Ames revela que entre 75 y 120 usuarios se conectan durante cada función, que tiene un costo de S/ 15, aunque detrás de cada usuario conectado hay dos o cuatro personas más que se reúnen a ver la obra. “En ningún momento hemos generado pérdidas”, precisa el cofundador de La Sangre.
La Sangre no cuenta con auspiciadores, sino que se vale íntegramente del ingreso del público. Sin embargo, no descarta tener más adelante una alianza con marcas, siempre y cuando estas no afecten el contenido y el valor del montaje.
Cada temporada consta de cuatro funciones. Una función dura aproximadamente 20 minutos. Luego se realiza un meet-and-greet virtual con los actores de entre 10 y 30 minutos. Una de las ventajas del formato digital es la interacción que se puede generar entre el público y el elenco.
En promedio, producir una obra de teatro presencial cuesta entre S/ 10,000 y S/ 12,000. Esto incluye la escenografía, el vestuario, el maquillaje y el alquiler de los espacios. En el caso de las grandes casas productoras, el precio se puede elevar hasta los S/ 30,000. El sueldo oficial de los actores surge a raíz del resultado de la taquilla. Se destina como máximo el 30% de esta al elenco. En cambio, producir una obra de teatro virtual requiere una inversión de unos S/ 1.500. La Sangre destina el 50% de la taquilla a los actores.
Ames confía en el potencial del teatro virtual debido a que la conexión del público en Internet es infinita y a que permite llegar a un público más joven que el teatro presencial ya no atrae en grandes cantidades. “En algún momento esperamos tener no solo cien usuarios conectados, sino mil o más, sin importar donde se encuentren, a diferencia del teatro presencial, que tiene una capacidad máxima, la cual hoy es incluso más limitada por la coyuntura”, dice Ames.
Para llegar a más gente, Ames apunta a invertir en publicidad exclusivamente en Internet. Al tratarse de un formato digital, el boca a boca también permite que La Sangre se vuelva más conocida. Además, Ames planea utilizar más adelante la plataforma Only Fans para producir y estrenar películas.