Los operadores apuestan a que las divisas de mercados emergentes seguirán siendo vulnerables en el nuevo año, incluso cuando los bancos centrales, desde Moscú hasta Ciudad de México, se disponen a seguir adelante con los aumentos de tasas de interés que, en teoría, deberían atraer a los inversionistas.
El índice de monedas de mercados emergentes de MSCI se mantiene un 1.6% por debajo de un máximo alcanzado en junio y pocos operadores parecen dispuestos a asomar la cabeza por encima del parapeto, ya que funcionarios de al menos 13 países en desarrollo se preparan para tomar decisiones de política monetaria en los próximos días.
Un cambio potencialmente sísmico en la política de la Reserva Federal, que está evaluando la posibilidad de acelerar el retiro de sus estímulos, también está contribuyendo a agravar el panorama.
Un indicador de la volatilidad implícita en las divisas de mercados emergentes alcanzó su nivel más alto desde marzo en las últimas semanas, ya que la doble preocupación por la aceleración de la inflación y la última mutación del COVID-19 impulsó cambios por parte de los inversionistas mundiales. El lunes nuevamente registró la mayor alza en 10 días antes de la serie de reuniones. El índice está cerca de sus máximos del año.
“Nadie quiere intentar ser un héroe en diciembre”, dijo Edwin Gutiérrez, inversionista de Aberdeen Asset Management en Londres. “Nadie quiere correr muchos riesgos a fin de año”.
Por ahora, las monedas de las naciones en desarrollo quedarán a merced de la Reserva Federal, el crecimiento de Estados Unidos y las presiones inflacionarias mundiales.
“Hay un desequilibrio de crecimiento entre lo que está sucediendo en los mercados emergentes y lo que está sucediendo en Estados Unidos”, lo que solo puede favorecer al dólar, dijo Phillip Torres, codirector global de deuda de mercados emergentes de Aegon Asset Management en Chicago.
Amenaza de ómicron
A fines del mes pasado, la Organización Mundial de la Salud calificó la variante ómicron como “variante preocupante”, lo que hizo temblar a los mercados mundiales. La variante, que puede ser 4.2 veces más transmisible que delta, según un estudio japonés, está generando temores de que se adopten medidas que podrían perjudicar la frágil recuperación económica de los países en desarrollo.
Aun así, se prevé que el banco central de Chile eleve en al menos un punto porcentual la tasa el martes tras un alza de 125 puntos base en octubre. Rusia probablemente se unirá a Chile con un aumento de un punto porcentual el viernes, mientras que se prevé que Colombia aumente las tasas en medio punto el mismo día. México podría optar por un incremento un cuarto de punto el jueves, continuando con el enfoque lento y sostenido del banco central este año.
Según las encuestas de Bloomberg, también se espera que bancos centrales como el de Pakistán y Hungría, se unan al ciclo de alzas, mientras que Taiwán, Indonesia y Egipto probablemente mantengan las tasas en sus niveles actuales.
El único extraño es Turquía, donde es probable que los encargados de la política monetaria recorten las tasas, siguiendo las propias opiniones idiosincrásicas sobre política monetaria e inflación del presidente Recep Tayyip Erdogan.
“Las presiones inflacionarias en los mercados emergentes siguen siendo bastante fuertes y los bancos centrales de los mercados emergentes seguirán respondiendo a eso”, dijo Brendan McKenna, estratega de Wells Fargo en Nueva York. “Es probable que los ciclos de alzas que ya hemos visto continúen y solo se interrumpirían si ómicron produjera confinamientos similares a los que vimos a principios del 2020″.
Pero aunque los mercados emergentes suban las tasas, todos los ojos estarán puestos en la Reserva Federal mientras evalúa si debería acelerar el retiro de las medidas de estímulo y aumentar su tasa de referencia más rápidamente. En ese contexto, las tasas de interés de los mercados emergentes no son lo suficientemente altas como para desencadenar un repunte.