Por Mark Gilbert
El fondo de riqueza soberana de Noruega, el más grande del mundo con activos cercanos a US$ 945,000 millones, registra una baja en sus rendimientos este año a medida que la pandemia de Covid-19 destruye las acciones.
Sin embargo, su enfoque ético para invertir puede ayudarlo a salir del descalabro con menos contusiones que otros administradores de activos.
La cartera de acciones de Norges Bank Investment Management bajó aproximadamente un 23% hasta el miércoles, dijo el fondo la semana pasada. Esto siguió a un rendimiento de las acciones del 26% en 2019 que, junto con sus inversiones inmobiliarias y de renta fija, contribuyeron a un rendimiento general para el año pasado de casi el 20%, el mejor desempeño desde 2009.
Nada de eso fue demasiado sorprendente. Sus retornos de capital actúan como un indicador de las acciones mundiales, que se dispararon el año pasado y se han desplomado en las últimas semanas.
Sin embargo, destaca la manera en que el fondo empieza a cosechar los beneficios de poner las consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en la vanguardia de sus decisiones de inversión, mientras que el resto de los múltiples inversionistas comienza a ponerse al día con la necesidad de asignación de capital para cumplir un objetivo más amplio de rangos que la mera rentabilidad corporativa.
Los detalles proporcionados en el informe “Retorno y riesgo” del fondo permiten discernir un posible camino hacia el éxito.
El fondo tiene dos grandes categorías de compañías que rechaza y expulsa de sus cálculos de referencia: las exclusiones basadas en productos descartan a los fabricantes de armas, compañías tabacaleras y empresas que dependen de la producción de carbón para sus ingresos; mientras las exclusiones basadas en conductas corporativas cubren a las compañías culpables de corrupción, daños ambientales o violaciones de derechos humanos.
En general, expulsar de la cartera a los malhechores ha impulsado los rendimientos en los últimos dos años.
El impacto de dicha postura está evolucionando con el tiempo. Como muestra el gráfico, las fluctuaciones entre las contribuciones positivas y negativas se están reduciendo.
Desde que comenzó el análisis en el 2006, los rendimientos han sido 1.3 puntos porcentuales más bajos de lo que hubieran sido sin las exclusiones, según los cálculos del fondo. Pero la mayor parte de ese bajo rendimiento se debe a un gran rendimiento por parte de las compañías tabacaleras Philip Morris International Inc. y Altria Group Inc. durante la mayor parte de ese tiempo, aunque han bajado recientemente.
Por consiguiente, la decisión de excluir a los productores de tabaco y a los fabricantes de otros productos potencialmente dañinos ha restado 2,1 puntos porcentuales de los retornos en la última década y media más o menos. Pero eso solo cuenta una parte de la historia.
Por el contrario, la decisión de evitar las empresas sobre la base de su conducta hacia la sociedad ha aumentado los retornos en 0,8 puntos porcentuales desde el 2006, calcula el fondo.
Además, a medida que los problemas ambientales, sociales y de gobernanza se han vuelto más frecuentes en la formación de carteras en toda la industria en su conjunto y cada vez más administradores de fondos adoptan políticas de exclusión similares, el fondo noruego está comenzando a ver beneficios de su posición en ambas categorizaciones.
El año pasado, por ejemplo, al excluir a las empresas que dependen del carbón para sus ingresos, ya sea por extraer el combustible fósil o usarlo para generar energía, se agregaron 8 puntos básicos a los retornos; evitar a las compañías tabacaleras, que perdieron el apoyo de los inversionistas el año pasado en relación con el mercado en general, sumó otros 4 puntos básicos.
Estas son cifras pequeñas en relación a la cantidad de dinero involucrado. Pero el fondo soberano de Noruega ha sido pionero en su disposición a retener capital de compañías que considera que no comparten sus valores. Si puede demostrar que hacer el bien no necesariamente significa sacrificar los rendimientos, podría convencerse a más de la comunidad de administración de activos para que haga lo mismo, por nuestro bien.
Esta columna no refleja necesariamente la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.