México está demostrando ser una inusual isla de estabilidad para los operadores de bonos y divisas, mientras algunos de sus mayores vecinos latinoamericanos enfrentan crecientes riesgos debido a la proximidad de elecciones y al aumento de las tasas de interés.
La falta de volatilidad en el mercado local ha ayudado al peso a fortalecerse un 0.3% frente al dólar este mes, mientras que todos sus pares latinoamericanos caen. La historia es similar si se toman las cifras del año hasta la fecha.
Sin embargo, la ventaja del rendimiento relativamente alto que ha fortalecido al peso en los últimos años se está desvaneciendo y desapareciendo rápidamente. Durante los próximos 12 meses, los mercados de swap prevén aumentos de tasas de 200 puntos base en Chile, 275 en Colombia y cerca de 500 en Brasil.
En México, en cambio, solo se espera que la tasa suba 125 puntos base. La salvación del país es su aburrimiento y la falta de volatilidad que ello conlleva.
México es “muy estable y aburrido, lo que es una gran cosa”, dijo Danny Fang, estratega de BBVA en Nueva York, que favorece al peso mexicano sobre la mayoría de las otras monedas latinoamericanas. El panorama político del país “parece bastante tranquilo, hablando en términos relativos”.
La tasa de interés de referencia de Brasil ya superó a la de México, con aumentos de 325 puntos base a 5,25% en los últimos meses, mientras que la de México solo ha subido 50 puntos a 4.5%.
Pero al mismo tiempo, la volatilidad del real a 12 meses supera el 17%, en comparación con alrededor del 11% del peso mexicano. En consecuencia, el carry ajustado a la volatilidad de la moneda mexicana está esencialmente a la par con su contraparte brasileña.
No es difícil encontrar la causa de las diferencias de volatilidad.
Región turbulenta
La estabilidad de México contrasta con una región cada vez más turbulenta, aquejada por una combinación de políticos populistas, déficits presupuestarios crecientes y malestar social.
El real brasileño se ve golpeado a diario por las disputas sobre el gasto fiscal, enfrentamientos entre el presidente Jair Bolsonaro y la corte suprema y acusaciones de posible fraude electoral, un año antes de las elecciones.
En Chile, las elecciones presidenciales de noviembre podrían consolidar un giro a la izquierda después de que una ola de disturbios sociales cerrara gran parte del país a fines del 2019. Colombia también ha sufrido una serie de violentas protestas mientras se prepara para las elecciones del 2022. Incluso Perú todavía está lidiando con las secuelas de sus recientes elecciones, que culminaron con el ascenso del presidente de izquierda Pedro Castillo.
Los operadores en México, por el contrario, solo tienen que lidiar con las conferencias de prensa diarias del presidente Andrés Manuel López Obrador y los debates sobre el ya austero presupuesto de la nación y las medidas para apoyar a la petrolera estatal Pemex.
La volatilidad de un mes del peso ha aumentado sustancialmente desde principios del 2020, y ahora se ubica muy por debajo de los niveles en que se encontraba al comienzo de la presidencia de López Obrador.
Factor de riesgo
En toda la región, la política se ha convertido en el mayor riesgo, según una encuesta de Bank of America realizada el 14 de setiembre a administradores de fondos latinoamericanos.
En Brasil, los inversionistas están prestando más atención a la continuidad de la política y las reformas que a los fundamentos económicos, como la reapertura de la economía, escribieron los analistas David Beker y Paula Andrea Soto, con sede en São Paulo, en un informe a los clientes.
La prudencia fiscal, por su parte, es la mayor fortaleza de México. Bajo el mandato de López Obrador, la nación es única entre sus pares regionales al no perseguir un presupuesto expansivo, adhiriéndose estrictamente a la austeridad en el 2020 a pesar de la pandemia. Como resultado, se espera que la relación deuda bruta/PBI de México se mantenga constante hasta el 2025, según las previsiones del FMI, mientras que aumenta en casi todos los demás países.
La disciplina fiscal significa que los inversionistas están mucho menos preocupados por la trayectoria de la deuda de México y las presiones inflacionarias derivadas del exceso de gasto público.
“Todos estos registros más altos del IPC serán transitorios. La pregunta es cuánto tiempo va a durar”, señaló Fang, de BBVA. Para México, podría no ser tanto tiempo ya que “las medidas extraordinarias no fueron tan fuertes para empezar”.
Fang favorece los bonos del Gobierno denominados en pesos, ya que los inversionistas obtendrán un “rendimiento real más fuerte y más rápido” de México.
En el resto de los mercados mexicanos, la semana pasada la deuda corporativa del país registró ganancias, contrarrestando las pérdidas de los bonos soberanos denominados en pesos y en dólares.
Los swaps de tasas TIIE de México subieron en forma generalizada la semana pasada, mientras el peso registró su primera pérdida semanal en cuatro semanas y los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos subieron debido a datos de ventas minoristas más sólidos de lo esperado.
La curva descuenta actualmente 50 puntos base de alzas para el resto del 2021, mientras que la decisión de la Reserva Federal el miércoles y la posible orientación sobre el inicio de la reducción de las compras de bonos son el catalizador más importante para los mercados.
Se espera que las cifras de inflación quincenales muestren esta semana que las presiones sobre los precios aumentarán en términos interanuales en el período hasta el 15 de setiembre. México también reportará la oferta y la demanda agregadas del segundo trimestre, así como las reservas internacionales y las ventas minoristas de julio.