Las fuertes oscilaciones de los precios de los activos tras la invasión rusa de Ucrania están haciendo que algunos inversores reduzcan el riesgo en sus carteras, porque temen que el tipo de volatilidad observada en las materias primas en las últimas semanas pueda contagiarse a otros mercados.
El problema es la liquidez, es decir, la facilidad con la que los inversores pueden comprar o vender un activo sin que ello afecte a su precio. Si bien los episodios de escasa liquidez han contribuido a bruscas oscilaciones de los mercados en la última década, las señales de tensión se han hecho más abundantes en las últimas semanas, exacerbadas por todo tipo de factores, desde las sanciones contra Rusia hasta el esperado endurecimiento monetario de los bancos centrales.
Si la liquidez sigue deteriorándose en todos los mercados, los inversores temen que otros activos puedan sufrir el tipo de violentas oscilaciones de precios que han sacudido a las materias primas este mes, y que han incluido la duplicación en un día de los precios del níquel y la subida del petróleo a máximos de 14 años.
“No siempre está claro dónde están los riesgos de contagio”, dijo Frances Donald, economista jefe mundial de Manulife Investment Management. “Por eso hay que vigilar la liquidez, no sólo a diario, sino cada hora en este momento, en busca de señales de complicaciones”.
Los indicadores financieros muestran cada vez más señales de tensión en los mercados.
El llamado FRA-OIS, que mide la diferencia entre el swap de tasas de interés a tres meses de Estados Unidos y la del índice de swap a un día, se situó recientemente en un máximo desde mayo del 2020, mientras que otro indicador de tensión de corto plazo -el diferencial entre la Libor de Estados Unidos a tres meses y la tasa swap interbancaria se situó en un máximo similar.
La volatilidad de las acciones, las divisas y los rendimientos del Tesoro estadounidense también se ha disparado.
En otra posible señal de alarma, Barclays suspendió el lunes las ventas de dos productos vinculados al crudo y a la volatilidad del mercado, lo que algunos consideraron un aviso de falta de liquidez.
Entre los activos que los inversores han estado recortando están los bonos de mercados emergentes, que vieron US$ 3,540 millones de salidas netas la semana pasada, la mayor reducción desde abril del 2020. Los bonos del Tesoro, por su parte, anotaron unos US$ 5,400 millones en entradas en las últimas nueve semanas, según BofA Global Research.
Mike Vogelzang, director de inversiones de CAPTRUST en Boston, dijo que su firma había tomado “medidas agresivas” en respuesta a la crisis de Ucrania para reducir el perfil de riesgo de sus carteras, lo que incluyó la reducción de la exposición a la renta variable y la venta de hipotecas y una serie de bonos corporativos, sustituyéndolos por bonos del Tesoro estadounidense de corto plazo de gran liquidez.
“Estamos preocupados por un posible temor por la liquidez a nivel mundial. Llevábamos años infraponderando significativamente los bonos del Tesoro de Estados Unidos respecto de nuestros índices de referencia, por lo que realmente llenamos ese cubo y redujimos el potencial de iliquidez en nuestras carteras”, afirmó.
Vogelzang dijo que acontecimientos como el repunte de los precios del níquel de la semana pasada -que se produjo cuando uno de los principales productores del mundo compró grandes cantidades para cubrir posiciones cortas y márgenes en la correduría- indican el potencial de “pánico de liquidez” en los mercados.
Los inversores también destacaron el riesgo de contrapartida, que se refiere a la probabilidad de incumplimiento de las obligaciones contractuales vinculadas, en este caso, a una materia prima subyacente. En una advertencia poco habitual el lunes, la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos indicó que las posiciones concentradas en una contraparte de los principales corredores plantean una preocupación especial.
Bill Campbell, gestor de la cartera de bonos globales de DoubleLine, está preocupado por el impacto que la crisis ucraniana está teniendo en una parte “sistémicamente importante” de las cadenas de suministro mundiales que afecta no sólo a los precios de la energía, sino también a productos básicos vitales como el trigo, del que tanto Ucrania como Rusia son grandes productores.
Campbell ha reducido la exposición a los países de Europa del Este en sus carteras y busca diferenciar la inversión entre países importadores y exportadores de materias primas para reducir el riesgo. “Tenemos que sentirnos más cómodos de que esta crisis se va a contener dentro la región”, agregó.
Ryan O’Malley, gestor de carteras de renta fija de Sage Advisory, dijo que el conflicto había acelerado la preocupación por la liquidez en el mercado de crédito corporativo, lo que le empujó a desplazar su cartera cada vez más hacia activos más líquidos, como los bonos del Tesoro. “Estamos tratando de ser más líquidos”, subrayó.