La Bolsa de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés) informó que no tiene planes de prohibir en su sistema los metales procedentes de productores rusos, como el níquel y el cobre de Norilsk Nickel o el aluminio de Rusal, a pesar de los pedidos para que lo haga.
Los países occidentales han sancionado a los bancos rusos y a personas ricas relacionadas con el presidente Vladimir Putin desde la invasión de Ucrania el mes pasado -que el Kremlin califica de “operación especial”-, pero hasta ahora no hay restricciones a la compra de metales rusos.
Rusia suministra alrededor del 10% del níquel del mundo, el 6% del aluminio y alrededor del 3.5% del cobre. Una prohibición a esos metales podría provocar escasez y nuevas alzas de precios en un momento de creciente inflación en todo el mundo.
En respuesta a una petición de comentarios, la LME dijo que “actualmente no tiene previsto tomar medidas independientes fuera del ámbito de las sanciones, por ejemplo, imponiendo restricciones a la circulación del metal producido en Rusia dentro del sistema de la LME”.
“Nuestra prioridad es mantener un mercado ordenado en beneficio de todos los participantes y, por lo tanto, mantendremos esta decisión bajo constante revisión y nos aseguraremos de mantener un diálogo con los Gobiernos a medida que evolucione la situación”.
Según tres fuentes, el Comité del Cobre de la LME -que comprende en gran medida a productores, consumidores y corredores- votó la semana pasada a favor de que la bolsa prohibiera nuevas entregas de cobre ruso en el sistema de la LME.
El metal producido por Nornickel, Rusal y Ural Mining and Metallurgical Company está en la lista de marcas aprobadas por la LME para su entrega contra sus contratos.
La suspensión de nuevas entregas de metal ruso exacerbaría los ya escasos suministros, han dicho analistas y operadores, y alimentaría un salto en los precios similar al visto después de que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impusiera sanciones a Rusal y la LME retirara su aluminio de la lista en el 2018.
Los precios del aluminio se dispararon un 30% en pocos días tras la medida.
Una prohibición también puede resultar ilegal si no hay sanciones contra los productores, según cuatro fuentes.