Los países en desarrollo han vendido la enorme cantidad de US$ 39,000 millones en bonos internacionales desde principios de año, y los inversores están encantados de invertir en deuda de mayor riesgo, ya que apuestan a que las tasas de interés mundiales se acercan a su nivel máximo.
En la primera quincena de enero, 11 países emitieron 20 bonos en dólares y euros. La escala del endeudamiento empequeñece el récord anterior de 26.000 millones de dólares recaudados en el mismo período del 2018, según datos de Morgan Stanley.
Todas las ventas fueron al menos tres veces sobresuscritas, una señal de que el apetito por la deuda de los mercados emergentes está de vuelta después de un año en el que muchos países quedaron efectivamente bloqueados de los mercados a medida que aumentaban las tasas de interés mundiales.
Merveille Paja, estratega de crédito soberano para EEMEA de BofA, afirmó que “cada vez más inversores están dispuestos a colocar efectivo y asumir algunos riesgos”, y añadió que emisores como Rumanía y Hungría habían ofrecido “primas extremadamente atractivas” para sus bonos en dólares.
Arabia Saudita, con grado de inversión, es el mayor prestatario hasta la fecha, con US$ 10,000 millones vendidos en bonos a cinco, 10 y 30 años.
Los países de alto rendimiento también se han sumado al frenesí emisor. Turquía vendió el jueves un eurobono de US$ 2,750 millones con un rendimiento del 9.75%, mientras que Mongolia también se dispone a acudir a los mercados.
“Un cupón de alrededor del 10% es bastante alto, incluso para los estándares de Turquía”, dijo Paul Greer, gestor de carteras de Fidelity International.
Simon Waever, estratega de Morgan Stanley, dijo que los rendimientos son altos en términos históricos, pero que “la mayoría de los países no tienen más remedio que emitir y absorber el mayor costo”.
Según Waever, la emisión en lo que va de año equivale ya al 40% de toda la emisión de bonos emergentes en divisas fuertes de 2022.
Un comienzo fulgurante
Aunque los mercados de bonos emergentes han tenido un comienzo fulgurante, puede que esto no se traduzca en un gran año en general.
Morgan Stanley prevé que las ventas brutas totales de deuda soberana en el 2023 alcancen los US$ 143,000 millones, impulsadas por Oriente Medio y el Norte de África y los países asiáticos con grado de inversión. La cifra está muy por encima del mínimo de varios años del año pasado, de US$ 95,000 millones, pero es menor al récord de US$ 233,000 millones de 2020.
Madhur Agarwal, responsable de Originación de Mercados de Capital de Deuda Asiátinos no Japoneses de JPMorgan, dijo que, aunque enero suele ser un buen mes para que los países emitan, la demanda fue alta porque “los inversores ven que nos acercamos al límite de las subidas de tasas de interés en Estados Unidos y debería de ser más estable en el futuro”.
Las economías emergentes no fueron las únicas en aumentar su liquidez, ya que los emisores corporativos estadounidenses, los gobiernos europeos y otras sectores de la renta fija también incrementaron sus emisiones a principios de año, algunos de ellos para ayudar a compensar el impacto de la crisis energética.
Costa Rica y la República Dominicana son algunos de los países que necesitan acudir al mercado este año y es probable que lo hagan pronto, según Carlos de Sousa, gestor de carteras de Vontobel.
“Esto no significa que sea una ventana de oportunidad corta. Puede que sea larga, pero los países no lo saben y nosotros tampoco”, añadió de Sousa, subrayando que hace sólo dos meses los inversores “estaban todavía muy a la defensiva” y sentados sobre una pila de efectivo.
Con casi ningún bono con vencimiento en 2023, la mayoría de las economías del África subsahariana no necesitan emitir deuda en el extranjero, dijo de Sousa, mientras que Costa de Marfil y Senegal sólo lo harán si el mercado sigue subiendo.
“La bendición para 2023 es que no tenemos un enorme pico de vencimientos de eurobonos para los (mercados) frontera”, dijo Gregory Smith, gestor de fondos de mercados emergentes de M&G Investments, refiriéndose a los que se perciben como más arriesgados que los mercados emergentes.
En su opinión, Egipto necesitará emitir deuda a medio plazo, pero podría esperar a que mejoren las condiciones del mercado, ya que los rendimientos indicados han bajado hasta la horquilla del 8 al 9% desde los dos dígitos actuales.
“El país tiene que cumplir las reformas que prometió al FMI”, afirmó Smith.
Nigeria podría superar las elecciones presidenciales de este año sin endeudarse si mantiene un buen colchón de reservas de divisas, según Paja, de BofA.
“Kenia y Angola tendrán que recurrir al mercado, mientras que Sudáfrica se mantendrá completamente al margen este año”, afirmó.
Fuente: Reuters