Tras una semana complicada para las acciones estadounidenses, varios estrategas de Wall Street ofrecen razones para una mayor cautela, cuando los inversores se enfrentan al endurecimiento de la política monetaria, resultados de empresas, debilidad estacional y otros factores que podrían suponer más problemas para la renta variable.
El S&P 500 bajaba cerca de un 1% el lunes, tras registrar su tercera caída semanal consecutiva, y ha perdido cerca de un 11% en lo que va de año. El índice de referencia está cerca de su mínimo de cierre del 2022 y varios estrategas han advertido de que se avecinan más descensos.
“Una tormenta perfecta de temores sobre la inflación, la perspectiva de unas tasas más altas y un confinamiento en Shanghái están pesando sobre la confianza”, escribió David Madden, analista de mercado de Equiti Capital, en una nota a inversores.
Entre los que se muestran cautos está Michael Wilson, de Morgan Stanley, que en un informe el lunes mencionó el aumento de las valoraciones de las acciones defensivas y la ralentización de la expansión de los márgenes como nuevas señales de advertencia para los inversores.
“Los valores defensivos han sido los más recientes en tener un mejor desempeño y ahora están caros, lo que deja muy pocos sectores donde refugiarse”, escribieron Wilson y otros analistas de Morgan Stanley. “Esto sugiere que el S&P 500 finalmente alcanzará al promedio de las acciones y entrará en un mercado bajista”.
“En nuestra opinión, la aceleración de los movimientos de los precios del jueves y el viernes también puede apoyar la opinión de que ahora estamos pasando a esta fase de venta mucho más amplia”, escribieron.
Por su parte, Matt King, de Citi, señaló que las reservas de la Reserva Federal cayeron US$ 460,000 millones la semana pasada, la mayor baja semanal registrada.
En una nota titulada “Sudden stealth QT = weaker markets”, King estima que una caída de US$ 100,000 millones en las reservas se traduce en un descenso de 1% de las acciones, refiriéndose al endurecimiento cuantitativo (QT), o la política de los bancos centrales para drenar el excedente de efectivo de los mercados.
Los inversores se enfrentan a un diluvio de resultados empresariales esta semana, incluidos los de Amazon.com, Apple y la matriz de Google, Alphabet, así como a la continua incertidumbre geopolítica derivada de la guerra en Ucrania y las cuarentenas por el COVID-19 en China.
Mientras tanto, la mayoría de los inversores esperan que la Reserva Federal (Fed) anuncie una subida de las tasas de interés de medio punto porcentual al final de su reunión de política monetaria de la semana que viene, aunque a muchos les preocupa que los mercados no hayan descontado todo el alcance de la agresividad del banco central estadounidense, mientras enfrenta la peor inflación de los últimos 40 años.
Nicholas Colas, cofundador de DataTrek Research, dijo el lunes en una nota “que los mercados aún no han descontado completamente la trayectoria futura más probable” de la política monetaria de la Fed.
“Seguimos creyendo que la renta variable estadounidense/global no tocará fondo hasta que los mercados terminen de descontar una política de tipos de la Fed cada vez más agresiva”, escribió Colas.
Posible rebote
Las acciones mundiales registraron su peor trimestre de este año desde que la pandemia de coronavirus desató estragos en marzo del 2020.
Sin duda, algunos ven razones para un rebote tras la reciente caída. Los estrategas de JPMorgan afirmaron el lunes que ven “riesgos sesgados hacia un repunte de la renta variable a corto plazo”, citando factores como las condiciones de sobreventa y la compra sistemática por estrategias.
Sin embargo, los inversores pueden tener un factor más del que preocuparse: la estacionalidad.
Los seis meses más fuertes del año del S&P 500 desde 1946 han sido de noviembre a abril, cuando el índice ha subido en promedio un 6.8%, dijo Sam Stovall, estratega jefe de inversiones de CFRA, en una nota el lunes. En comparación, sólo ha ganado un 1.7% de media entre mayo y octubre.