Los deprimidos bonos locales de América Latina vuelven a ser objeto de atención por parte de los inversionistas, que ven la oportunidad de beneficiarse de unas políticas monetarias que no están en sintonía con las del mundo desarrollado.
Algunos de los bancos centrales de la región subieron las tasas de interés de forma tan agresiva durante el último año que, ya a fines de este año, podrían empezar a relajar los costos de endeudamiento, después de que la inflación alcance su punto máximo. Esto ocurriría cuando la Reserva Federal comienza su propio ciclo de endurecimiento.
El desfase —América Latina termina recortando las tasas mientras la Fed las sube— está creando condiciones que favorecen a los bonos locales durante los próximos 12 a 18 meses, según Eddy Sternberg, coadministrador de deuda de mercados emergentes de Loomis Sayles, en Boston. Asumiendo que el crecimiento continuará a un ritmo moderado y que la inflación disminuirá, estima que los precios de los bonos nacionales aumentarán a medida que las tasas de interés bajen.
“Los altos precios de las materias primas son favorables para las cuentas externas de la mayoría de las economías sudamericanas, ya que mantienen las divisas bajo control”, dijo Sternberg, cuya firma administra US$ 363,000 millones en activos. “Así que los bancos centrales tendrán espacio para recortar a fines de este año o principios del próximo, y hacerlo con prudencia debería ser positivo para las curvas locales”.
Los bonos latinoamericanos en moneda local ya registran desempeños superiores este año, con una rentabilidad superior al 5%, según un índice de Bloomberg, mientras que los bonos en dólares de la región han caído más del 6%. Los bonos del Tesoro de Estados Unidos han perdido un 3.2% en el mismo período.
Por supuesto, la capacidad de los bancos centrales locales para reducir las tasas depende de la rapidez con que baje la inflación, según Cathy Hepworth, administradora de cartera de PGIM Fixed Income en Newark. Ese panorama se ha vuelto mucho más oscuro después de que la invasión rusa a Ucrania enviara los precios del petróleo por encima de los US$ 110 por barril y provocara el aumento de los precios de los alimentos básicos como el trigo, perjudicando aún más a los consumidores latinoamericanos.
“¿La subida de la Fed prolonga el ciclo de subidas de estos bancos centrales? No necesariamente”, dijo Hepworth. “Lo que más importa en esos países es dónde está la inflación y hasta qué punto la inflación comienza a revertirse”.
El origen de la divergencia de los bancos centrales se relaciona con la inflación, que se aceleró en América Latina a un ritmo más rápido a partir de mediados del 2020 que en los países desarrollados. Eso provocó respuestas agresivas de los encargados de la política monetaria de la región.
Desde principios del 2021, Brasil ha aumentado las tasas en 8.75 puntos porcentuales, mientras que Chile y Colombia las han elevado en 5 y 2.25 puntos porcentuales, respectivamente.
En el mismo lapso, la banda superior de la tasa de referencia de la Fed se mantuvo sin cambios en 0.25%. El presidente del banco central, Jerome Powell, respaldó un alza de tasas de un cuarto de punto este mes, aunque el grado en que la Fed subirá las tasas de interés este año aún es incierto. Incluso con la inflación de Estados Unidos en el nivel más alto de los últimos 40 años, los gobernadores de la Fed solo han tímidas tomado medidas para endurecer la política.
Ante la perspectiva de que la inflación se acerque a su punto máximo en los países latinoamericanos, los bancos centrales han desacelerado el ritmo de las alzas de tasas.
Por supuesto, los riesgos siguen abundando en América Latina. Desde la agitación política ligada a las elecciones presidenciales de Colombia y Brasil este año hasta la posibilidad de un nuevo repunte de los precios al consumidor debido a la guerra de Ucrania y a las perturbaciones en los mercados de materias primas.
Pero el frenesí de alzas de tasas en la región debería enfriar el crecimiento y el consumo, aunque los ingresos por exportaciones aumenten, y eso moderará la inflación, proporcionará más apoyo a las divisas y facilitará a los responsables de la política monetaria reducir los costos de endeudamiento, según Aaron Gifford, analista de deuda soberana de mercados emergentes de T. Rowe Price Group en Baltimore.
“Dentro de un año, países como Chile y Brasil, que subieron agresivamente las tasas, podrían encontrar espacio para empezar a recortarlas mientras la Fed sigue subiéndolas”, dijo Gifford. “Unas perspectivas de crecimiento moderado, la normalización de la inflación y la recuperación de las monedas ayudarán a esos países a mantenerse en pie a pesar de lo que ocurra con la política de la Fed”.