Las grandes cosechas de Estados Unidos, el clima casi perfecto para la siembra en Brasil y las señales de una desaceleración de las compras de China están reforzando la oferta de dos de los productos más vendidos en el mundo: la soja y el maíz.
El crecimiento de las existencias indica que los precios de los cultivos, así como de otros alimentos básicos como el azúcar y el café, pueden haber alcanzado su punto máximo tras el aumento provocado por la pandemia, dijeron agricultores, corredores y analistas.
La baja de los precios sería una buena noticia para los consumidores, después de que los alimentos se dispararon a máximos de la última década, según la agencia alimentaria de las Naciones Unidas.
La menor oferta y la fuerte demanda mundial de cultivos en los últimos 18 meses impulsaron los precios de los alimentos y provocaron el temor a la escasez.
Una baja de la soja y el maíz reduciría el costo de la alimentación del ganado destinado a la producción de carne, cuyos precios han estado fuera del alcance de muchas personas durante la pandemia del COVID-19. Pero la caída podría amenazar las ganancias de los agricultores, cuando empresas de semillas y fertilizantes han subido el valor de los insumos.
Desde que alcanzaron máximos de la década en mayo, los futuros de la soja de la Bolsa de Chicago han caído un 27%, mientras que los del maíz han bajado un 24%, ya que las condiciones de crecimiento casi perfectas en amplias franjas de Estados Unidos anticiparon una cosecha abundante.
Sin embargo, como el noroeste de Estados Unidos y Canadá siguen sufriendo una sequía histórica, que podría continuar por el fenómeno climático de La Niña, los precios de la avena, el trigo y la colza se mantienen altos, lo que significa que la inflación de los alimentos está lejos de terminar. Los futuros del trigo alcanzaron recientemente un máximo de los últimos nueve años.
El mercado de la soja es el que está más presionado, ya que el aumento de la oferta y la preocupación por el enfriamiento de la demanda china están haciendo bajar los precios.
Después de terminar una gran cosecha del 2021 en la granja de 3,600 acres en Woodhull, Illinois, Drew DeSutter reservó algunas ventas de soja que entregará a los comerciantes de granos en el 2022, en caso de que el mercado baje, aun cuando ni siquiera ha plantado.
“No creo que sea una mala idea que los agricultores fijen algunos precios de la cosecha del próximo año”, dijo DeSutter.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha elevado su pronóstico de oferta mundial de soja todos los meses desde mayo para la actual campaña. Si se cumple la previsión actual de 104.57 millones de toneladas, serían las segundas mayores existencias de las que se tenga registro.
China, el principal comprador mundial de soja, ha ralentizado la actividad en los últimos meses debido a los escasos márgenes de molienda de la soja para la harina y aceite con que se alimenta el ganado. Analistas afirman que los envíos a China en el 2021 podrían ser inferiores a los 100 millones de toneladas por la menor rentabilidad del sector porcino y al fuerte aumento del uso del trigo para piensos.
Incluso los precios de los aceites vegetales, incluido el de palma, que subieron en parte por la escasez de mano de obra en Malasia, han empezado a mostrar debilidad. El aceite de palma ha bajado en tres de las últimas cuatro semanas, pero la soja y el aceite de canola han tenido una gran demanda para el biodiésel, porque las empresas realizan una transición hacia un combustible más ecológico.
Si bien el mal tiempo ha puesto en duda el estado de la cosecha de maíz en China, el USDA y analistas privados esperan que China importe menos grano que el año pasado. Según datos del USDA, la oferta mundial de maíz aumentará un 4.1% en la campaña 2021-2022.
China importaría 20 millones de toneladas de maíz en la campaña 2021-2022, menos que los 29 millones de toneladas de 2020-2021, dijo a finales de setiembre un analista de un instituto gubernamental chino.
“Dado el equilibrio actual de la oferta y la demanda, creo que los precios más altos han quedado atrás”, comentó Camilo Motter, un corredor de granos en Brasil, el principal productor mundial de soja, azúcar y café.
Clima ideal
Se prevé que Argentina, tercer proveedor mundial de maíz y cuarto de soja este año, tenga cosecha récord de maíz y una mayor de soja que el año pasado, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Después de una temporada difícil, Brasil ha tenido un clima ideal para la siembra de su próxima cosecha: largos períodos secos para el trabajo en el campo, seguidos de lluvias que ayudaron a los cultivos en las primeras etapas de desarrollo.
En el cinturón cafetero de Brasil cayó la mayor cantidad de lluvia para un octubre desde 1983, después de que los agricultores pasaron por la peor sequía en casi un siglo a principios del 2021. Aunque las heladas y la sequía ya habían causado algunos daños a las plantas, los agentes del mercado creen que la abundante humedad podría dar un gran impulso a la cosecha del próximo año.
El Grupo Montesanto Tavares, un gran productor y procesador de café en Brasil, espera una cosecha casi récord en el 2022.
“Las abundantes lluvias de los últimos 20 días fueron un respiro para los agricultores”, manifestó el Grupo Montesanto Tavares.
Los precios del azúcar de referencia en la bolsa ICE tocaron un máximo de cuatro años y medio el 11 de octubre, por señales de nueva demanda de China cuando se confirmaba una pésima cosecha en el principal productor mundial, Brasil, tras una dura sequía.
Pero las perspectivas de la oferta a largo plazo parecen haber mejorado desde entonces, según analistas, debido al clima en Brasil y a las buenas perspectivas para la próxima cosecha en India y Tailandia, los otros dos grandes actores mundiales. Los especuladores del mercado han empezado a recortar sus posiciones largas en azúcar, lo que indica que sus apuestas de todo el año a una subida de los precios podrían estar llegando a su fin.
“Con el mercado dentro de una horquilla y con un potencial alcista que se considera limitado, los especuladores probablemente han decidido recoger ganancias y llevar sus fondos a otra cosa”, dijo un comerciante europeo de azúcar.