Los precios del cobre tocaron picos de ocho años el miércoles, ya que el optimismo sobre una fuerte demanda en China se vio reforzado por la disminución de inventarios, la caída del dólar y el lanzamiento de vacunas para el COVID-19 en algunas de las principales economías.
A las 12:17 (GMT), el cobre a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres (LME) subía un 0.7% a US$ 7,835 la tonelada. El metal llegó el viernes a los US$ 7,973.50, máximo desde febrero de 2013.
“Los datos de fabricación china fueron sólidos, tuvimos datos de producción industrial bastante buenos en Estados Unidos y el dólar está más débil, lo que ayuda a todo el espacio de materias primas”, dijo el analista de Commerzbank Daniel Briesemann.
La producción industrial en China creció a su ritmo más rápido en 20 meses en noviembre. La reactivación del gasto de los consumidores y una flexibilización gradual de las restricciones de COVID-19 en sus principales socios comerciales elevaron la demanda de productos manufacturados del país.
Las existencias de cobre en depósitos registrados ante la LME suman 133,125 toneladas, descenso de casi un 30% desde mediados de octubre. Gran parte de esa reducción se ha ido o se dirige a China, indicaron operadores.
La moneda estadounidense operaba con pérdidas ante sus pares. Un dólar bajo abarata las materias primas para los tenedores de otras divisas, lo que podría impulsar la demanda y los precios.
La producción manufacturera en Estados Unidos aumentó más de lo esperado en noviembre, impulsada por los vehículos a motor.
Los europeos comenzarán a recibir vacunas contra el coronavirus antes del nuevo año después de que el regulador regional de medicamentos aceleró su proceso de aprobación tras el lanzamiento de campañas de inmunización en Estados Unidos y Gran Bretaña.