El aumento de los precios de la energía exige una respuesta política fiscal específica porque los hogares con los ingresos más bajos son los más expuestos a la subida de los precios de la energía y tienden a reducir su consumo de artículos esenciales más que los hogares que tienen más liquidez para gastos inesperados, según el boletín económico del Banco Central Europeo (BCE).
En un artículo del próximo boletín económico del BCE, adelantado este lunes, los economistas Niccolò Battistini, Virginia Di Nino, Maarten Dossche y Aleksandra Kolndrekaj analizan el impacto en el consumo de la subida de los precios de la energía.
Los hogares con los ingresos más bajos gastan un 35% de sus ingresos en energía y servicios de transporte, frente a menos del 10% de los hogares con ingresos más elevados, según cálculos de los economistas del BCE.
Para afrontar el aumento del gasto en energía por el incremento de los precios, los hogares ahorran menos a corto plazo, al menos, porque su capacidad de consumo se reduce.
“El reciente aumento de los precios de la energía es un claro viento en contra para la recuperación del consumo. En los primeros estadios de la pandemia, en la medida que sus perspectivas financieras se deterioraron, los hogares redujeron sus planes de consumo”, según el artículo del boletín económico del BCE.
Desde comienzos del 2021, se ha recuperado las condiciones financieras, de consumo y de ahorro esperadas de los hogares.
Sin embargo, el aumento de los precios de las materias primas que se ha observado desde verano del 2021 ha asfixiado la situación financiera que esperan los hogares y ha cambiado sus planes de gasto.
Los economistas del BCE reconocen que “el aumento de los precios de la energía tiene implicaciones distributivas significativas que exigen medidas políticas fiscales específicas” porque afectan a los hogares de ingresos más bajos, que reducen sus ahorros y demoran sus pagos.
Los hogares con ingresos más bajos sufren un impacto cuatro veces mayor que los hogares con ingresos más elevados por el aumento de los precios de la energía, lo que se traduce en una caída significativa de su poder adquisitivo y una reducción de su consumo o de sus ahorros.
“Como resultado, es más posible que esos hogares sientan que es necesario que los gobiernos mitiguen el impacto adverso de los precios de la energía más elevados”, concluyen los economistas del BCE.
La entidad monetaria publicará el próximo jueves su próximo boletín económico.