Julio Lira Segura, julio.lira@diariogestion.com.pe
Marco Alva, marco.alva@diariogestion.com.pe
La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) cumplió el último domingo 90 años de creación, convertida en una de las instituciones más importante del país. Su principal tarea, garantizar la estabilidad del sistema financiero, no siempre es bien entendida por el público, señaló Socorro Heysen. La jefa de la SBS conversó con Gestión sobre los retos pendientes de la institución y sobre la actual situación del sistema.
¿Cómo definiría el rol que cumple la SBS en el país?
La Superintendencia regula y supervisa a las entidades financieras para asegurar que sean sólidas, a fin de que el sistema financiero funcione bien. A su vez, un sistema financiero funcionando bien permite que haya crecimiento, que haya crédito, desarrollo económico y que la pobreza se reduzca. En una frase, el rol de la Superintendencia es asegurar que el sistema financiero esté ahí para acompañar al país en su desarrollo.
En estos 90 años de existencia, ¿Qué cambios claves ha tenido la institución?
A lo largo de los años se nos han ido agregando mandatos; empezamos con bancos, después entraron seguros, AFP, cooperativas, UIF y conducta de mercado. Pero un cambio muy importante se dio en 1979, cuando la SBS adquirió el estatus de organismo autónomo, que dio pie a las reformas posteriores que la han fortalecido. Esa autonomía nos da mucha más fortaleza para tomar decisiones difíciles; es una parte importante de nuestro trabajo.
Agenda
¿Cuál es la agenda pendiente del sistema financiero para la próxima administración?
En la SBS tenemos planes estratégicos quinquenales que se actualizan cada año. Estos planes estratégicos dejan una hoja de ruta para quien me suceda en el cargo, sobre temas institucionales que pensamos son importantes. Voy a mencionar solamente cuatro. El primero es la transformación digital, que ya la hemos empezado, pero queda mucha por recorrer.
¿Cuál será el enfoque de esta transformación digital?
Se trata de la transformación digital de la propia institución, que es ir digitalizando todos los procesos de la Superintendencia, la manera cómo se comunica con los supervisados y cómo intercambia información. Pero también se incluye la transformación digital hacia los supervisados, generando un marco regulatorio que promueva y no impida la innovación, y que al mismo tiempo asegure un adecuado control de riesgos.
¿Qué otras prioridades tiene la SBS en los próximos años?
Un segundo tema tiene que ver con la inclusión financiera; ahí hemos hecho avances en los últimos años, pero aún es un reto muy fuerte no solo para la SBS sino para el país. Tenemos que tener un plan de inclusión financiera responsable, sin medidas que se contrapongan. Y ahí tenemos una preocupación por algunas leyes aprobadas por el Congreso que van en la dirección opuesta, como topes a tasas de interés. Una tercera prioridad es el manejo del impacto de la pandemia sobre los sistemas supervisados.
Pagos se recuperan
¿Cómo se deberían manejar esos efectos de la pandemia?
El impacto de la pandemia sobre los sistemas supervisados no se acaba el 28 de julio y requerirá de mucho trabajo de coordinación, como el que ha habido en los últimos años, entre el Banco Central, el Ministerio de Economía y la SBS para tomar medidas oportunamente, rápidamente, al unísono. Un cuarto reto es seguir apostando por el capital humano de la Superintendencia.
¿Cómo están viendo la evolución de las carteras de créditos reprogramados?
El monto de la cartera de créditos reprogramados ha bajado a lo largo de los meses. En junio del año pasado el 36% de los créditos de todo el sistema financiero estaba reprogramado, y a marzo de este año ese porcentaje bajó a 17%. Si bien es un poco distinto por tipo de entidad o de crédito, la buena noticia es que los deudores han venido pagando y han dejado de ser reprogramados.
En general, ¿Cómo está el repago de los créditos del sistema financiero?
Vemos que se está recuperando si comparamos el porcentaje de repago actual con el de febrero del año pasado, antes de la pandemia. El número de deudores que reducen capital de su deuda estaba en 67% en el 2020, bajó en el pico de la crisis a 33% por las reprogramaciones y ha ido mejorando; ya en marzo del 2021 está en 63% (dos de cada tres).
Fortalecimiento
Entonces, ¿estamos camino a una normalización en el pago de las deudas?
Hay otro indicador, que es cuánto pagaban en promedio los deudores del saldo de capital, que históricamente era de 6.3%. En el peor momento de la pandemia pasó a 1.5% y ahora en marzo tenemos 5.7%. Vemos que se está acercando, aunque cada vez la pendiente es menor.
¿Cuántas microfinancieras podrían acogerse al programa de fortalecimiento patrimonial del Gobierno?
Ahorma mismo estamos trabajando en el reglamento para el programa, que estimo debería salir la próxima (esta) semana. Ese reglamento le dará a las entidades microfinancieras un panorama claro de cuáles son los requisitos específicos que tendrían que asumir, y en función a eso recién las instituciones podrán evaluar si se acogen o no al programa.
¿Qué tendrán que considerar las microfinancieras?
Van a tener que empezar a hacer sus cálculos, un ejercicio de medición de su situación, del impacto proyectado hacia adelante para poder estimar cuánto capital necesitarán; es importante no equivocarse en el monto. Además, los consejos de las cajas municipales van a tener que tomar el acuerdo de aceptar los compromisos que requiere el programa. Va a pasar un mes o mes y medio para ver a entidades acogiéndose al programa.
Exclusión de personas por topes a tasas aumentaría
El Banco Central de Reserva (BCR), en cumplimiento de una ley aprobada por el Congreso, ha fijado en 83.4% anual la tasa de interés máxima que pueden cobrar las entidades financieras por créditos de consumo y a mypes.
Aunque dicho nivel probablemente es menos grave de lo que se había pensado, si excluirá a personas del sistema financiero, sostuvo Socorro Heysen, jefa de la SBS.
“Por ejemplo, aquellos que recién son incluidos en el sector financiero y los que vienen del sector informal, que no pueden evidenciar sus ingresos, van a tener muchos mayores problemas para acceder al crédito”, indicó.
Además, no descartó que dentro de seis meses, cuando el BCR vuelva a aplicar su metodología para establecer un nuevo tope a las tasas de interés, quede más gente fuera del sistema financiero.
Heysen explicó que la tasa máxima se fija con base en los promedios del periodo anterior. “Al excluir a ese grupo de gente al que le cobran las tasas más altas, el nuevo promedio de tasas baja; entonces dentro de seis meses, cuando se fije la nueva tasa del Banco Central, será un tasa menor, ya no será 83.4 , de repente 78% y así ,en el tiempo, puede ir bajando”, sostuvo Heysen. Entonces, la exclusión de clientes no es estática, sino que aumentará cada vez más, añadió.
Refirió también que en otros países, como Colombia y Chile, donde se ha experimentado con tasas máximas, el costo del crédito se concentró en niveles cercanos a dicho tope.